La NASA ha acudido a los teólogos para conocer cómo reaccionarían las religiones en caso de que el telescopio espacial Webb y la exploración de Marte, la Luna y de otros planetas, tropezaran con la evidencia de vida más allá de la Tierra.
Un profesor de la Universidad de Cambridge está recibiendo atención internacional después de revelar que dos docenas de teólogos trabajaron con la NASA entre 2016 y 2017 para analizar cómo reaccionarían las religiones en caso de que en algún momento se descubriera vida fuera de la Tierra.
La noticia saltó a finales de diciembre en el periódico británico The Times, que publicó una entrevista con Andrew Davison, sacerdote y teólogo de la Universidad de Cambridge, que tiene además un doctorado en bioquímica por la universidad de Oxford.
Davison asegura que formó parte de un grupo de 24 teólogos que participaron en un programa patrocinado por la NASA y que se desarrolló en el Centro de Investigación Teológica (CTI) en Princeton en EE.UU.
CTI es un instituto de investigación independiente fundado en 1978 que reflexiona sobre la teología en relación con otras disciplinas de las humanidades y las ciencias naturales.
Andrew Davison es profesor asociado en Teología y Ciencias Naturales. Antes de pasar a la teología, era científico y tiene títulos universitarios y doctorados, tanto en ciencias naturales como en teología.
Implicaciones microbianas
El director del CTI, William Storrar, declaró a The Times que la NASA quería ver «publicaciones serias en libros y revistas» que aborden la «profunda maravilla, el misterio y las implicaciones de encontrar vida microbiana en otro planeta».
Añade que en CTI, los teólogos e investigadores de las ciencias naturales y sociales, las humanidades y el derecho, trabajan juntos para estudiar cuestiones básicas y problemas complejos de interés mundial.
Por su parte, Davison destaca al respecto que la astrobiología está atrayendo el interés de la opinión pública por haber encontrando sitios potencialmente habitables en otras partes de nuestro sistema solar, y también debido al creciente descubrimiento de nuevos exoplanetas, es decir, de planetas que orbitan alrededor de otros soles.
Añade que esos exoplanetas son numerosos en el universo conocido, lo que significa que las condiciones para la vida tal como la conocemos probablemente también estén profundamente extendidas, con quizás billones de planetas similares a la Tierra alrededor de estrellas similares al Sol en el universo observable.
Más que probable
Considera también que, desde el punto de vista de la evolución, la vida más allá de la Tierra no solo no es algo imposible, sino que, probablemente, haya sucedido en numerosos lugares del universo.
Para Davison, las tradiciones religiosas acumuladas por la humanidad a lo largo de los siglos serían una base importante para determinar cómo reaccionaría la humanidad si se confirmara que hay vida en otros lugares del universo.
Añade que por ese motivo apoya a la NASA en su investigación sobre ‘las implicaciones sociales de la astrobiología’, trabajando con varias organizaciones asociadas, incluido el Centro de Investigación Teológica en Princeton.
Sobre sus investigaciones, explica que quiere descubrir la frecuencia con la que la teología y la astrobiología han sido tema de la escritura popular durante al menos un siglo y medio.
Añade que, al pensar teológicamente acerca de la vida en otras partes del universo, ha habido una tendencia a retomar pasajes de trabajos teológicos anteriores, en los que otra vida ha sido el tema en discusión.
Estamos muy cerca
Davison se propone ir más allá de esta tradición teológica y asociarse a la discusión hacia una gama mucho más amplia de temas para determinar qué tiene que decir la teología actual sobre la eventualidad de vida más allá de nuestro planeta.
En un libro que se publica este año, que lleva por título Astrobiology and Christian Doctrine (Astrobiología y doctrina cristiana), Davison considera que estamos muy cerca de encontrar vida en otros planetas.
Según una parte del libro de Davidson obtenida por el Times, «un gran número de personas recurriría a las tradiciones de su religión en busca de orientación» si alguna vez se descubriera vida extraterrestre.
“La detección de vida extraterrestre podría ocurrir en una década o solo en siglos futuros o quizás nunca, pero si se produce, será útil haber pensado en las implicaciones de antemano”, escribe Davison.
¿Cómo afrontarlo?
Davison no es el único científico que piensa así. David Weintraub, profesor de astronomía en la Universidad de Vanderbilt y autor del libro «Religiones y vida extraterrestre: ¿Cómo lo afrontaremos?», señaló a The Washington Post: «Nuestro conocimiento sobre la probabilidad de vida fuera de la Tierra va a explotar… porque, aunque muchas tradiciones religiosas enseñan que la vida extraterrestre es posible, la idea de vida inteligente podría ser una amenaza para la interpretación de la Biblia de algunos cristianos conservadores.»
Toda la agitación que ha despertado este tema se suscita en unos momentos críticos para la investigación espacial, con el lanzamiento de nuevos telescopios, rovers y sondas para buscar planetas habitables y vida más allá de la Tierra.
Frenesí espacial
Especialmente, coincide esta agitación con el lanzamiento el día de Navidad del telescopio espacial James Webb, que proporcionará una visión inédita de los inicios de nuestro universo y que podría incluso ofrecer una respuesta definitiva sobre si hay vida en otros planetas.
El telescopio se alejará hasta 1,5 millones de kilómetros de la Tierra y recopilará datos que cambiarán nuestra visión del universo y de nosotros mismos en los próximos diez años.
La NASA, según se desprende de las declaraciones de Davison, contempla entre esas eventualidades, la confirmación de que hay más vida en el universo de la que existe en nuestro planeta.