Por otra parte, e independientemente de las sesiones de Integridad que se imparten a jugadores, en el formato específico de sesión sobre uso responsable de nuevas tecnologías destinado a perfiles de gestión de jugadores (entrenadores, delegados, tutores, médicos, fisioterapeutas, etc…) se hace un recorrido sobre la problemática diferenciando tres niveles:

Uso responsable  –  Fase verde

Abuso  –  Fase naranja

Adicción  –  Fase roja

La RFEF conoce, a través de datos, el porcentaje de la sociedad española que se encuentre en cada color del semáforo y también de la gente que no es consciente de que se encuentra en una determinada fase del semáforo. En este sentido, el área de Integridad de la RFEF trata de prevenir dentro del fútbol que el uso de las redes sociales pase de ser abuso a ser adicción y para ello trabaja con la primera unidad hospitalaria de tratamiento de adicción a las nuevas tecnologías y con el Servicio de atención en adicciones tecnológicas (SAAT). En el momento en el que se convierte en adicción, la calidad de su fútbol queda afectada y, por tanto, repercute a su club y al deporte.

“En todas las charlas buscamos un punto de reflexión de en qué nivel está cada uno y cómo le afecta a su rendimiento en el campo. Detectamos casos en los que no hay ninguna conversación entre un futbolista y su fisioterapeuta durante una sesión de casi una hora. ¿Cómo puede ser posible? Porque el futbolista estaba con su teléfono… En este ejemplo, el profesional que trata al jugador pierde información sobre dónde necesita el futbolista que le traten con más prioridad porque en el deportista, en ese momento, no está concentrado en su tratamiento. Y así sucede con otros procesos o actividades y esto afecta a su rendimiento y, por ende, distorsiona el fútbol”, comenta Felipe Sánchez-Pedreño, responsable del área de Integridad de la RFEF y que da más de un centenar de charlas anualmente por todo el mapa de España.

En cada charla se evoca la pregunta de qué es necesario y qué no mostrar en una red social. La RFEF ha sido la primera entidad deportiva de España en detectar el uso irresponsable de las nuevas tecnologías y siente el deber de proteger al colectivo del fútbol porque, entre otras cosas, afecta a algo tan serio como el rendimiento deportivo y puede llegar a ser una problemática interna. “En las sesiones detectamos ese vínculo de las nuevas tecnologías con este atentado al juego limpio”, apunta Felipe, quien recalca que este punto cobra una importancia vital cuando hablamos de menores de edad. Por supuesto y al margen del fútbol, el departamento también es consciente de la repercusión que tiene todo lo relacionado con el fútbol en la sociedad, por lo que de esta labor de educación y ética se ve beneficiada la población.