Casi 2.000 docentes de toda España acudieron el curso pasado (2022-23) al Defensor del Profesor, un servicio de atención puesto en marcha por el sindicato independiente de enseñanza Anpe. La queja mayoritaria fueron los problemas con la Administración (33%), seguida de las falsas acusaciones por parte de madres y padres (25%), las faltas de respeto de los estudiantes (22%) y los problemas para dar clase (21%).
Los padres acosadores, según el sindicato Anpe, «no aceptan la realidad y disculpan y justifican cualquier acción de su hijo, al que consideran incapaz de mentir»
El informe pone de manifiesto que los docentes están hartos del acoso de las familias de los estudiantes. Les insultan, ponen en entredicho su trabajo y, en bachillerato, les presionan para subir la nota con el objetivo de que su hijo entre en la facultad deseada. Este panorama da como resultado que los profesionales de la enseñanza estén quemados y con síntomas de sufrir trastornos psicológicos, como ansiedad o depresión.
La mitad de los expedientes abiertos por el Defensor del Profesor el curso pasado -la inmensa mayoría son de la escuela pública- corresponden a la educación secundaria. Primaria acapara el 35% de las quejas, un porcentaje que ha bajado respecto al curso 2013-14 (40%). Infantil supone el 5% de los casos y los ciclos de FP, un 6%.
«Mi hijo jamás miente»
El informe dibuja el perfil de progenitor acosador que mantiene problemas con el profesorado. Son personas que creen ciegamente en la inocencia de su hijo. “Jamás miente”, alegan. “No aceptan la realidad, disculpan y justifican cualquier acción de su hijo. No confían en el docente y le desautorizan en su presencia. Acusan al profesor de tenerles manía, maltratarles psicológicamente y no explicar bien la asignatura en clase”. El informe deja constancia de los altos niveles de presión a los que son sometidos los profesionales de la enseñanza para subir las notas (8% de los casos), especialmente en los dos cursos de bachillerato.
La principal queja de los profesores que han acudido al sindicato Anpe son las falsas acusaciones de los padres, seguidas de las denuncias ante los servicios de inspección o el centro educativo, así como las faltas de respeto. El informe destaca que hay familias que, en lugar de aclarar un problema directamente con el docente, elevan una denuncia oficial sin previo aviso. “Van buscando el apoyo de otras familias extendiendo infundios y exagerando cualquier actuación. Buscan una camarilla a su alrededor para sembrar la duda de la profesionalidad del docente y desacreditarle”.
El informe como por ejemplo el caso de una maestra que telefoneó a un padre para que fuera a recoger a su hijo, que se encontraba mal. “Eres una incompetente”, le soltó el progenitor. Hay, incluso, agresiones físicas, desde tirones de pelo hasta empujones o lanzamiento de objetos. Por suerte, son minoritarias (3% de los casos).
Faltas de respeto
Respecto a los alumnos y alumnas, los profesores se quejan, sobre todo, de las faltas de respeto, los problemas para impartir la clase y las falsas acusaciones. Las agresiones físicas suponen el 7% de los casos, un punto porcentual más que en informe del curso 2021-22.
El Defensor del Profesor recuerda que las normas de convivencia y los reglamentos son una realidad en el sistema educativo. Sin embargo, “por comodidad, dejación de funciones, normalización de determinadas conductas o por el hecho de querer evitar problemas con los padres”, las direcciones escolares y la administración “hacen oídos sordos a los problemas”. “Resulta contraproducente que la norma exista y no se cumpla”, subraya el informe, que hace hincapié en el desolador panorama de las aulas: falta de motivación hacia el aprendizaje y el estudio.
Capítulo aparte merecen los coordinadores de bienestar, la figura impuesta por ley para vigilar, controlar y solucionar los posibles casos de bullying. “Se limitan a designar un docente- que no tiene formación específica, ni asignación horaria ni remuneración acorde con la responsabilidad”, critican los responsables sindicales.
Ante este panorama, el informe concluye que la salud mental de los docentes está tocada. El 77% de los profesionales que acudieron al Defensor del profesor presentaron síntomas de ansiedad y un 13% de depresión. De todos los profesores que llamaron al servicio de atención, un 16% estaba de baja médica.