A tan solo dos semanas del inicio de la cumbre del clima de Dubái (COP28), el encuentro diplomático más importante en materia de políticas climáticas, un nuevo informe científico de Naciones Unidas lanza una nueva señal de alerta. Los planes que ahora mismo están sobre la mesa para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero son insuficientes para evitar un calentamiento global extremo. «Los gobiernos siguen dando pequeños pasos adelante para frenar la crisis climática, pero deberían estando tomando acciones más audaces«, apunta Simon Stiell, secretario ejecutivo del departamento de cambio climático de Naciones Unidas tras la publicación de este último análisis.
El informe, publicado este mismo martes, se ha centrado en analizar los 195 planes nacionales presentados hasta la fecha para reducir emisiones. Al menos 20 de estos son nuevos o han sido actualizados recientemente por lo que, según explican los autores de este análisis, se han estudiado qué impacto tendrían estas políticas en su conjunto para frenar el calentamiento global. La conclusión no es para nada halagüeña. Todo apunta a que las emisiones seguirán creciendo en la próxima década (aunque si el año pasado se esperaba un incremento del 10,6% este año esta previsión ha bajado a un 8%) y no caerán a tiempo para evitar un aumento drástico de los termómetros globales.
«Los gobiernos siguen dando pequeños pasos adelante para frenar la crisis climática, pero deberían estando tomando acciones más audaces»
Tras analizar estos datos, los expertos reclaman «reforzar» estos planes naciones de recorte de emisiones y, a su vez, mejorar los «recursos financieros, transferencia tecnológica y cooperación técnica» para que estas estrategias puedan aplicarse de forma efectiva. «Este informe subraya la necesidad de que actuemos con mayor ambición y urgencia para cumplir los objetivos del Acuerdo de París; simplemente no queda tiempo para demoras», afirma Sultan Al Jaber, presidente designado de la COP28.
Recortar emisiones
La situación es la siguiente. Las políticas climáticas que estaban sobre la mesa en el año 2010 exponían al planeta a la emisión de unas 68 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2030. Si estas emisiones hubieran llegado a la atmósfera, para finales de siglo los termómetros del mundo habrían aumentado casi cinco grados de media. Esto habría desencadenado una catástrofe global extrema. En los últimos diez años, el refuerzo de los planes climáticos ha logrado recortar cerca de un 10% de las emisiones previstas en la década anterior. Aun así, los actuales compromisos prevén la emisión de 58 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2030.
Según calculan los expertos, incluso si estos pactos se cumplieran al pie de la letra, la temperatura global aumentaría unos 2,5 grados de media. En países como España, esto podría traducirse en un incremento de los termómetros superior a los cuatro grados. Este escenario, según alerta la comunidad científica, también conllevaría un aumento exponencial de los fenómenos meteorológicos extremos, sequías y pérdidas de ecosistemas.
Los expertos piden que las emisiones globales alcancen su pico antes de 2025 y caigan a la mitad antes de llegar a 2030
El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) afirma que el único «umbral seguro» para el planeta y sus habitantes es limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5 grados de media. Esto implicaría emitir, como mucho, 33 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2030. O dicho de otra manera, recortar a la mitad las emisiones previstas actualmente. Para lograrlo, las emisiones globales deben alcanzar su pico antes de 2025 y caer a la mitad antes de llegar a 2030. Este horizonte, que los expertos describen como el único seguro para el planeta, todavía no está al alcance. Pero, tal y como argumentan los promotores del encuentro de Dubái, podría forjarse en la próxima cumbre del clima.