En cualquier momento

Soñé que al volver a casa echaba de menos el dedo meñique de la mano izquierda. Regresé corriendo al bar donde acababa de tomarme un café y pregunté por él. El encargado sacó de no sé dónde una caja en la que metían las cosas que la gente olvidaba en las mesas o en el mostrador, pero solo había un par de mecheros y una oreja.