Un total de 88 asignaturas de grado, muchas de matemáticas, llevan el apelativo de «hueso» en la Universidad de Oviedo. Así lo recoge el último informe sobre materias de bajo rendimiento elaborado por el Consejo Social de la institución académica y que ayer fue aprobado por el pleno de este órgano. El estudio, referente al curso 2020/21, sitúa a la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón a la cabeza en número de asignaturas con mayor índice de suspensos. En concreto, 22. En titulaciones es Ingeniería Eléctrica la que más se les atraganta a los estudiantes, seguida de Ingeniería de Recursos Mineros y Geomática. La mayor parte de las materias en las que tropiezan los universitarios asturianos están relacionadas con las matemáticas y la física, debido, según avisan en las facultades, a las carencias formativas con las que llegan un «elevado porcentaje» de jóvenes a los campus.

Las 88 asignaturas señaladas por su bajo rendimiento en el curso 2020/21 son más que las contabilizadas en el 2019/20 (36), entonces marcado por la pandemia y la evaluación online, y son prácticamente las mismas que las registradas en el 2018/19, con 78. Aunque puedan parecer muchas, en realidad las materias «hueso» tan solo representan el 3,2% de las asignaturas totales (2.732) y afectan a 39 de los 50 grados que se impartían en el año académico analizado.

Por ramas de conocimiento, Ingeniería está en primer lugar, con 48 materias con pocos aprobados; Ciencias Sociales y Jurídicas está en segunda posición, con 20; y Ciencias, en tercera, con 13. Ciencias de la Salud (con 3) y Artes y Humanidades (4) son las que tienen mejores tasas de rendimiento. Hay 15 centros afectados y los únicos que no tienen materias temidas por los universitarios son las facultades de Biología, Psicología y Enfermería de Gijón.

El Consejo Social identifica en su informe que tan solo 28 asignaturas de 88 repiten respecto al curso anterior. Esto significa, explican, que «hay casos de bajo rendimiento puntual que no hacen peligrar la continuidad de lo grados» y que demuestran que éste «no es un problema estructural de la Universidad de Oviedo». En cualquier caso, existen dificultades para sacar adelante ciertas asignaturas y el problema hay que afrontarlo. «En ningún caso cuestionamos la labor docente del profesorado ni su nivel de exigencia», dice la comisión encargada de hacer el estudio. Simplemente, agregan, «los resultados evidencian que pueden ser mejorados en aras de una mayor calidad del sistema, pero esta mejora no tiene que ir vinculada a un menor nivel de exigencia».

Según este trabajo, la tasa de rendimiento, es decir la relación entre el número de créditos superados y el de créditos matriculados, fue en el 2020/21 del 74,3%. Es la cifra más baja –aunque la diferencia es mínima– de los últimos cinco cursos. Por ejemplo, esa tasa en el 2019/20 fue del 82,2%. En un extremo está Ciencias de la Salud, con un 88,1%, y en el contrario se encuentra Ingeniería, con un 60,7%. En el periodo estudiado hubo 613 estudiantes que abandonaron por incumplir las normas de permanencia. Los grados de ADE, Ingeniería Mecánica y Derecho son los que más tuvieron, con 49, 49 y 48 respectivamente. Esto tiene una explicación clara, según el Consejo Social: «Los tres grados cuentan con un elevado número de estudiantes y unas notas de corte muy bajas, con lo cual prácticamente cualquier estudiante que lo desee puede acceder a ellos». De los 613 universitarios que no superaron los créditos suficientes, 206 pidieron una segunda oportunidad, siendo aceptados 107 –por lo que 99 tuvieron que abandonar– y 407 dejaron los estudios o cambiaron de titulación.

Entre las 88 asignaturas «hueso» hay muchas relacionadas con las matemáticas y la física: introducción a la contabilidad, álgebra, cálculo, estadística, métodos numéricos, fundamentos de física, cálculo de estructuras, métodos numéricos, geometría de curvas y superficies… Esto es así, porque, según aprecian en los centros, hay una carencia formativa en los estudiantes que vienen del instituto. Además, en las facultades creen que las pruebas de acceso a la Universidad «no cumplen su función selectiva, lo que convierte al primer curso universitario en un curso selectivo en muchos grados».

Orientación académica

Los campus también perciben una «inadecuada orientación» en los jóvenes, pues muchos futuros estudiantes «desconocen las asignaturas que van a cursar en el grado». Es más, manifiestan, «escogen un grado en función de su empleabilidad sin tener en cuenta sus aptitudes». Por otro lado, los profesores notan que los alumnos llegan a las aulas con déficts en lectura comprensiva y metodología de estudio. Asimismo, el absentismo en algunas asignaturas es alto, acudiendo solo «a aquellas sesiones en las que se programan pruebas de evaluación». Por último, los docentes se quejan de la «sobreevaluación» ligada al sistema de evaluación continua, que «sobrecarga al estudiantado y les genera disfunciones».

El Consejo Social de la Universidad aprobó ayer en el pleno el presupuesto para 2024, que ascenderá a 560.412 euros. Es un 3,5% más que el de este año (541.334). Los gastos de personal son 414.190; los corrientes y de servicios, 126.222; las transferencias corrientes, 12.000; y las inversiones, 8.000.