La diabetes tipo 1, enfermedad de la que este martes 14 de noviembre se conmemora el día mundial, se diagnostica, fundamentalmente en la edad infantil, pero hay ocasiones en las que se detecta en adultos. Este es el caso de la cordobesa María José Rosal Mata, a la que le diagnosticaron en el Reina Sofía diabetes tipo 1 cuando tenía 39 años.

«La primera vez que escuché que había debutado con la diabetes se me vino el mundo abajo, pero me educaron y me enseñaron muy bien y la verdad es que se pasa mal al principio, pero luego ya se lleva mejor. Me han ayudado mucho la doctora Paloma Moreno, que para mí es Dios, y también la enfermera Conchi, que me ayudó con la educación diabetológica», ha expuesto esta paciente.

Cansancio y pérdida de peso, síntomas

La enfermedad se la diagnosticaron a esta cordobesa en el año 2015. Recuerda que sobre el mes de febrero de ese año notó que se encontraba muy cansada, que estaba perdiendo mucho peso, que tenía mucha sed y necesitaba orinar varias veces en la noche. Su hermana le hizo una prueba, que reflejó que tenía 500 de azúcar. «No me quería ir para el hospital, pero me tuve que quedar ingresada en observación. El 27 de febrero me derivaron al hospital de día, estuve yendo varios días, pero no me tenía que quedar ingresada», ha contado esta paciente, en la mesa informativa de la Asociación para la Diabetes de Córdoba (Adicor), que se ha instalado este lunes en el Reina Sofía, con presencia de especialistas en Endocrinología y Nutrición del centro.

María José Rosal recibió educación diabetológica y sobre control de su enfermedad en el hospital de día del Reina Sofía. MANUEL MURILLO


María José Rosal estuvo recibiendo educación diabetológica y le hicieron pruebas para ver cómo iba evolucionando su glucosa en el hospital de día. «Recuerdo que se me caían las lágrimas solas cuando supe que tenía la enfermedad, pero la doctora Moreno me dijo que yo iba a poder con la enfermedad, no la diabetes conmigo y hoy en día hago una vida normal, si te cuidas y haces deporte», ha apuntado.

«Tenemos un equipo en el hospital que son eminencias. Sin ellos no podríamos. La amabilidad, cómo se comportan. Yo no quería llorar el día del diagnóstico, pero las lágrimas se me salían solas. A mis hijos los tengo amargados, porque cada vez que aprecio cualquier síntoma le hago una prueba. A veces me dan bajadas y te pones malita y mis hijos me riñen. Hoy en día con el sensor se aprecia la cantidad de personas que somos diabéticas», ha manifestado esta cordobesa.

Sin antecedentes familiares

«La doctora Moreno me hizo pruebas porque los síntomas eran de sufrir la diabetes tipo 1, porque son más agresivos que la diabetes tipo 2. No tenía antecedentes familiares de diabetes, pero mi padre falleció en 2014, lo pasé muy mal y pudo afectar que tuviera un cuadro de estrés», ha relatado esta paciente.

«Es importante no fumar y no beber, que yo no lo hago, pero me gusta comer, así que hago mucho deporte. De lunes a viernes me muevo mucho y el fin de semana me pego mi homenaje y me como mi dulcecito«, ha indicado María José.