Diego Peña Gil (Santiago de Compostela, 1974), catedrático de Química Orgánica de la USC e investigador del Ciqus, viene de recibir el Premio a la Excelencia Investigadora de la Real Sociedad Española de Química (RSEQ), valorando así su trayectoria científica y capacidad de liderazgo. Asegura que el mayor problema al que se enfrentan los investigadores es la gestión de la financiación “por el desmesurado aumento de la burocracia”.
¿Cómo recibió el reconocimiento de la Real Sociedad Española de Química?
Con mucho agradecimiento, especialmente a nuestro grupo de investigación que lo ha hecho posible. Estoy muy agradecido a los otros dos investigadores principales del grupo (Enrique Guitián y Dolores Pérez), técnicos, doctorandos, investigadores postdoctorales, profesores, pasados y presentes. Muy agradecido también al Ciqus, a su dirección, al personal y a los investigadores del centro, que propician un ambiente de trabajo muy estimulante. La investigación científica es hoy en día una actividad colectiva: el grupo de investigación, el centro y las colaboraciones científicas son cruciales.
Recientemente, junto a investigadores del IBM en Zúrich y la Universidad de Regensburg, han logrado manipular moléculas de forma individual en un proceso controlado y selectivo, gracias al respaldo del Consejo Europeo de Investigación (ERC). ¿Qué permite este hallazgo?
Permite explorar el mundo molecular como no lo habíamos conseguido nunca. Todo lo que nos rodea, incluidos nosotros mismos, está formado por átomos y moléculas. De su control, de cómo se ensamblan los átomos para formar moléculas, depende nuestra calidad de vida. El problema es que las moléculas son tan pequeñas, del orden de la millonésima parte de un milímetro, que su manipulación individual es extremadamente difícil. Por ello, en la química tradicional se trabaja en disolución con trillones de moléculas al mismo tiempo. En nuestro proyecto ERC, denominado MolDAM, introducimos mejoras en la microscopía de fuerza atómica que nos permiten manipular las moléculas individuales sobre diferentes superficies, ensamblando los átomos de forma controlada. A su vez, esto nos permite afrontar retos ambiciosos en química y explorar aspectos del mundo molecular que nunca antes pudimos abordar.
¿Cuáles son los últimos avances que tenemos en la rama de la Química Orgánica?
La química orgánica es la química del carbono, los átomos que forman los esqueletos de la mayoría de las moléculas responsables de la vida. Es una rama científica extremadamente amplia y diversa, con avances constantes. En los últimos años se han descrito importantes avances en metodología sintética; es decir, en el desarrollo de nuevos métodos para ensamblar fragmentos moleculares de forma más eficiente, lo que tiene un importante impacto en otros campos como en el desarrollo de fármacos. También destacaría los avances en la fabricación de las máquinas moleculares, moléculas diseñadas para realizar un trabajo mecánico al ser sometidas a un estímulo externo.
En la USC forma parte del grupo Catálisis Organometálica y Materiales Moleculares Orgánicos. ¿A qué se dedica?
Somos un grupo de unos 15 científicos que trabajamos en el Ciqus, principalmente en la preparación de grandes moléculas aromáticas y materiales funcionales, en el desarrollo de aproximaciones ascendentes para la fabricación de materiales de grafeno, y en la combinación de la química en disolución con la síntesis sobre superficie.
El resultado de muchas de las investigaciones que se realizan en la universidad suele resultar de difícil comprensión. La publicación en las revistas científicas de referencia sirve, sin embargo, como indicador de la relevancia de esas investigaciones. ¿Qué opina del tema?
Los científicos publicamos los resultados de nuestras investigaciones en revistas especializadas para que otros científicos conozcan estos resultados y puedan emplearlos para ir más allá y generar así nuevo conocimiento. Por eso, indicadores como el número de artículos, la relevancia de la revista o el número de citas son útiles para evaluar la productividad científica. Pero, por supuesto, estos indicadores no lo son todo. En la evaluación de la actividad científica se deben emplear otros parámetros como la formación, la transferencia, el impacto social y económico, la captación de recursos, etc.
Se dice que la nanotecnología ya está en la vida cotidiana del ciudadano. ¿De qué manera?
En un sinfín de aplicaciones de las que no siempre somos conscientes. Por ejemplo, en las vacunas contra la covid-19 se emplearon nanopartículas lipídicas para la protección del ARN mensajero, su ingrediente clave. Sin estas nanopartículas las vacunas no serían viables y nos hubiese costado mucho más superar la pandemia. Por poner otro ejemplo, la nanotecnología también es importante en la miniaturización extrema de los dispositivos electrónicos, que a su vez permite desarrollar ordenadores más rápidos y eficientes.
¿Cuál es la financiación de la que dispone para sus proyectos?
Mayoritariamente obtenemos financiación de convocatorias competitivas de la Unión Europea, la Agencia Estatal de Investigación y la Xunta de Galicia. En estos momentos nuestro grupo ha captado suficiente financiación para los próximos años. El mayor problema al que nos enfrentamos es la gestión de estos fondos por el desmesurado aumento de la burocracia. Se dan situaciones absurdas como haber captado recursos competitivos para la investigación que están bloqueados durante meses por temas administrativos. Los investigadores dedicamos demasiado tiempo y esfuerzos a las cuestiones burocráticas, y desgraciadamente cada vez más.
¿Qué cualidad considera más importante en investigación?
Sin duda la curiosidad. Creo que los que nos dedicamos a la investigación somos individuos obsesivamente curiosos. Es una característica innata del ser humano preguntarse el porqué de las cosas, especialmente cuando eres niño. De alguna forma se podría decir que los investigadores no maduramos en este aspecto, somos curiosamente inmaduros.