La temporada de la trufa negra (Tuber melanosporum) se iniciará en Els Ports de manera oficial el 15 de noviembre (este próximo miércoles), como manda la tradición. Una campaña que, como ya ocurrió en el 2022, se va a caracterizar por unas previsiones negativas como consecuencia de las altas temperaturas persistentes y la sequía que se arrastra desde el verano.
Buscadores y comercializadores no pueden ser más poco halagüeños en un curso trufero que prevén escaso y con precios disparados que podrán rondar las cuatro cifras por kilo. Y es que la subida de las temperaturas, asociada al cambio climático, hace mella en los ciclos del hongo y, progresivamente, las campañas de recolección son peores en calidad y cantidad. Así lo afirma el experto en la materia Javier Segura, quien incide en que «nos encontramos con una situación previa a la temporada casi idéntica a la del 2022».
Las tormentas estivales en puntos concretos del interior provincial podrían favorecer la producción en esas zonas, sin embargo, la mayor parte del territorio está muy seco por la falta de precipitación y las altas temperaturas registradas durante todo el año acaban por torpedear el crecimiento.
«La silvestre va a ser prácticamente inexistente, será pequeña y de poca calidad», apunta el trufero de Portell Héctor Chillida. Una tesis también defendida por Segura, al incidir en que «los inicios del verano fueron prometedores con buenas tormentas que nos hacían pensar en un buen año tras la escasez del 2022, pero la sequía posterior ha echado a perder aquellos pronósticos». Un conclusión compartida por el buscador de Ares, Juli Bayot: «He salido con los perros y, después de pasar por más de una docena de truferas, ya vemos que hay poca producción». La esperanza se circunscribe a las partes del territorio donde llovió.
Las plantaciones
Desde hace más de un lustro, el futuro de la Tuber melanosporum queda ligado a las plantaciones con sistemas de irrigación, que permiten una producción sostenida y de calidad. Todos los expertos consultados apuntan en la misma dirección. «El presente y futuro de la trufa están en las plantaciones, la silvestre ya no es suficiente para la demanda del mercado», dicen.
Y ante este panorama, por lo que respecta a la producción disponible, las especulaciones sobre el precio antes de iniciarse la temporada ya apuntaban a que volverán a superarse los 1.000 euros por kilo en alguno de los mercados semanales. Eso sí, el precio del denominado oro negro –un nombre cada vez más apropiado– fluctúa durante la campaña, con tendencia a dispararse en Navidad y principios de año.