Ni la situación del país acompaña, ni han destacado mucho por su carácter temperamental. Los ucranianos, etiquetados por su frialdad característica, rompen los esquemas apuntando a dos nombres situados en Girona, Artem Dovbyk y Viktor Tsygankov.

Hablamos de una de las parejas de la Liga y del combo más exótico del Girona en cuanto a cercanía y rendimiento en el campo. Artem y Viktor, han pateado el período de adaptación para sellar unos números fantásticos en el campo, especialmente cuando salen de la mano.

Ya sucedieron cosas en la primera jornada del campeonato, cuando un Dovbyk recién llegado tuvo que sacar las castañas del fuego en San Sebastián durante el segundo tiempo frente a la Real Sociedad. Tsygankov, que sabía muy bien de qué pasta está hecho su compatriota, no dudó en hacer su particular jugada personal y colocar el balón sobre la testa de su compañero, que dio el primero de los 34 puntos que hoy suma el equipo.

Por aquel entonces, y a pesar de la ilusión que puede causar marcar en la primera actuación con la elástica de un nuevo equipo, la sonrisa no pareció escaparse en ninguno de ellos. Balón en mano y plantándolo sobre el círculo central, cualquiera podría haber dudado de si el gol era en tono ‘gironí’ o ‘txuri urdin’.

Algo parecido pasó en ambas presentaciones. Artem o Viktor llegaron se mostraron muy ilusionados de palabra, pero no arropado por los músculos que estiran los labios. ‘Estos chavales no muestran sentimientos’, decían algunos, pero sí sonríe constantemente el equipo cuando la pareja empieza su baile sobre los terrenos de juego.

Con los dos sobre el verde, el peligro emerge. Sus víctimas en estas 13 jornadas han sido Real Sociedad, Granada, Mallorca, Villarreal, Almería, Osasuna y Rayo Vallecano. De esos siete rivales en los que uno u otro han tenido incidencia directa en el juego, tres de ellos han sufrido la asistencia de uno para el gol del otro.

La repetición de alegrías es lo que está llevando al delantero y al extremo a no poder ocultar la sonrisa en mitad del estado de gracia. Ahora, hasta Dovbyk se anima a corear el ‘¡Girona!’ que inicia Jota, el delegado del equipo, por tres veces en los prolegómenos previos a la salida del choque. Los fotógrafos empiezan a captar momentos en los que ambos ríen y se abrazan, instantáneas que sólo hace unas semanas hubiesen cobrado un valor incalculable por la dificultad de cazarlas.

Ambos se cuelan en las tablas de máximos asistentes y goleadores, aunque Artem Dovbyk, en el cúmulo de pasador y goleador (11), sólo se ve superado por Bellingham (13), números para ver, cada vez más, una sonrisa emergente.

Lee también