La mañana de este jueves en Ibiza transcurría con aparente normalidad. Sin embargo, si uno ajustaba un poco la vista, podía apreciar, a las ocho de la mañana, cómo un furgón de la Guardia Civil se detenía en la avenida de Sant Jordi, frente al edificio residencial ses Torres de Cas Serres, en una de las primeras actuaciones dentro de la operación antidroga que se saldó ayer con más de diez personas arrestadas y la incautación de varios vehículos de lujo, sustancias estupefacientes y dinero en efectivo.

La operación, un golpe al tráfico de distintos tipos de droga en Ibiza y otros puntos de España, se desplegó a lo largo de la mañana por varios lugares de la isla llamando la atención de los ciudadanos más observadores. Casi de forma simultánea al registro con una patrulla canina en el inmueble residencial de es Viver (y que duró hasta las 12.15 horas), en un punto cercano de la avenida de Sant Josep, más de una decena de agentes irrumpían en el aparcamiento de un rent a car rompiendo la cadena de la entrada.

Dos registros en un ‘rent a car’

Algunos de los miembros de las patrullas, formadas por distintas unidades y cuerpos de élite de la isla, de Palma y de la Península, como el Grupo de Reserva y Seguridad o el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga, cubrieron sus rostros con pasamontañas para ocultar su identidad.

Los cuatro todoterrenos, dos furgonetas blancas y un coche camuflado del instituto armado rodearon el local de Vip Cars Store, una empresa dedicada al alquiler de coches de alta gama que, como pudo saber este diario, podría pertenecer a un importante narcotraficante de Valencia. Los agentes accedieron al interior con permiso de una persona que andaba por las inmediaciones y registraron el negocio.

No fue la única nave propiedad de la compañía que la Guardia Civil inspeccionó en el marco de la operación. Poco más tarde, a las once y media de la mañana, varios vehículos del cuerpo también irrumpían, derribando la valla metálica principal, en otro de los locales del mismo rent a car ubicado en la carretera del aeropuerto.

El trajín en el local fue continuo durante una hora, a lo largo de la que los agentes se llevaron cajas con documentación y estuvieron sacando varios coches de alta gama, de entre los que se incautaron de dos Aston Martín, un Ferrari y un Lincoln. Algunos de los guardias abandonaron el negocio y volvieron al rato con una bolsa que contenía las llaves de los turismos de lujo de alquiler.

En el interior del local, varios agentes abrían el capó de uno de los coches para examinar cuidadosamente sus entrañas mientras sus compañeros esposaban a un hombre de mediana edad que a ratos expresaba una sonrisa burlona. Fue uno de los más de diez arrestados que hubo ayer durante la operación.

Acto seguido, a las 11.55 horas, la Guardia Civil echó el cerrojo al rent a car y los agentes se dirigieron, algunos circulando en los vehículos incautados y otros en los furgones del cuerpo, hasta el retén de Can Sifre.

Allí permanecerá el detenido por lo menos hasta el sábado, cuando está previsto que tanto él como el resto de sospechosos pasen a disposición judicial, según pudo saber este diario. La investigación, por el momento, continúa bajo secreto de sumario.