El Museo de Bellas Artes de Asturias ha reorganizado una de sus salas, la 23 del Edificio Ampliación, en colaboración con la Fundación Ópera de Oviedo y a propósito de la programación del díptico “La Edad de Plata. Goyescas y El Retablo de maese Pedro”, que se estrena en el Campoamor el domingo 12 de noviembre a las 19.00 horas. Para ello, el Museo ha replanteado el discurso artístico de la sala con obras de primeras figuras de la pintura como Goya, Zuloaga, Gutiérrez Solana, Pedro Flores y Picasso, artistas que protagonizaron uno de los momentos estelares de la cultura del siglo XX y que conectan con el relato de esta nueva producción de la Ópera de Oviedo y el Teatro Cervantes de Málaga.

El director del Bellas Artes, Alfonso Palacio, ha indicado que lo que se ha hecho, en esta segunda colaboración con la Ópera ovetense, es “reorganizar una serie de fondos que la historiografía entiende como arte nuevo y artes de vanguardia”, entre ellos algunas obras, como un par de cuadros de Pedro Flores, que llevaban varios años sin exponerse. Además de Goya, referencia para todos ellos, figuran entre ellos artistas que conectan con la atmósfera de la obra lírica y que “o bien permanecieron en España o que estaban en París y que hicieron de la ciudad la fuente de inspiración de su trabajo”.

Juan Carlos Rodríguez Ovejero, el presidente de la Ópera, destacó esta mañana, en la presentación de esta nueva iniciativa, “el espíritu de colaboración entre entidades culturales” y comentó que “es la segunda vez que hacemos un trabaja conjunto y no será la última”. En ese mismo sentido Alfonso Palacio manifestó que se trata de un empeño de “dos instituciones interesadas en elevar la sociedad en un momento tan complicado con este”.

Celestino Varela, el director artístico de la temporada, incidió en la misma idea y en “la conexión entre instituciones culturales, que genera un tejido cultural mundial excepcional”. “A los gestores culturales no nos toca hacer política, pero somos personas que no vivimos ajenas a la realidad”, declaró, añadiendo que esta colaboración puede leerse como “un canto a que cuando todos trabajamos juntos se hacen cosas tan extraordinarias como las que vemos aquí”.

Varela explicó que la acción del díptico se ambienta, precisamente, “en el estudio de Zuloaga en París, en el que no cabía un cuadro más y por donde pasa pasaba toda la creación, la élite de los creadores españoles”. También aludió al compromiso de la Ópera de Oviedo con la lírica española, que en los últimos años se ha concretado en la programación de títulos como “Marina”, “Fuenteovejuna” y “La dama del alba”.

Por último, Sara Moro, responsable de Comunicación del Bellas Artes y responsable de la reorganización de la sala 23 con el fin de establecer un diálogo entre las artes plásticas y el nuevo título de la Ópera, se detuvo en cada uno de los cuadros expuestos, empezando por Goya, representado por una selección de algunos de sus “Caprichos” y al que se refirió como “una fuerza que llega de otros tiempos, que arrasa, que no solo cura a los que amamos el arte, sino que ha influenciado a artistas, músicos y literatos” y terminando por Picasso, con su “Mosquetero con espada y amorcillo”, un genio que, dijo, “ha vuelto el arte del revés” y que “en su última época volvió la vista a los grandes maestros”.

El Museo de Bellas Artes de Asturias mantendrá la muestra hasta el domingo 19 de noviembre.