En el verano de 2011, el Atlético de Madrid vivió un momento crítico tras la salida de Quique Sánchez Flores. Tras ganar la campaña anterior la Europa League y después la Supercopa de Europa el equipo había vuelto a realizar una campaña muy irregular en la que acabó séptimo logrando una plaza para la previa en Europa de aquel entonces.

Una crisis que se agravó con la salida de varios jugadores que apuntaban a hacer historia en el club y que se acabaron marchando como fue el caso de De Gea y Agüero que se marcharon a Manchester, el primero al United y el segundo al City. Todo ello después de que el argentino hiciera todo lo posible para firmar por el Real Madrid

Por ese motivo dentro del club, Miguel Ángel Gil Marín estaba decidido a recuperar los valores perdidos con el fichaje de varias leyendas para puestos clave. Su primera apuesta estaba encabezada por Kiko Narváez que iba a ser el portavoz del club con Toni Muñoz de director deportivo y Antonio Sanz como jefe de prensa, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto.

Por eso, el club acabó apostando por José Luis Pérez Caminero en la dirección deportiva y junto a él llegaron otras figuras que habían hecho historia en el club como Carlos Aguilera para la dirección de fútbol base, Juan Vizcaíno y Rubén Baraja para ayudar al cuerpo técnico. Un cuerpo técnico que lideró Gregorio Manzano que había hecho la mejor temporada colchonera desde su regreso a Segunda, y eso que en la dirección Gil Marín apostó por Luis Enrique que se acabó yendo a la Roma y Enrique Cerezo quería que llegase Joaquín Caparrós.

Pues bien, en la cadena Ser, Kiko Narváez ha dado algunos detalles de cómo fue aquel proyecto: “En el 2011, me había reunido con Miguel Ángel Gil para crear un proyecto en el que iba a estar Toni Muñoz y uno de los nombres propios para el banquillo era la del Cholo Simeone, y de un Luis Enrique que estaba en el Barcelona B y que acaba en la Roma”.

Una candidatura que explicó el gaditano que era por “el colchón que nos podía dar el Cholo Simeone con lo que era la afición, y luego su conocimiento y pasión. Imagínate que lo teníamos como número uno en la lista de ese proyecto que teníamos Toni y yo”.

De hecho unos meses después cuando el Atlético tiene que buscar un nuevo entrenador por la destitución de Gregorio Manzano, el propio Gil Marín le pide a Toni el teléfono del Cholo.

Ahora, casi 12 años después tanto Kiko como Toni se arrepienten de no haber iniciado y liderado ellos aquel proyecto. “Muchas veces lo hablamos, y decimos que no sabemos si hubiésemos aguantado lo mismo que él, pero son ocho títulos, disfrutar como está disfrutando la gente que está dentro debe ser increíble, vaya lo que nos perdimos”.

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EFE