Después de la charla con Román, Lola tiene claro que no puede volver a acercarse a Malena, pero no puede dejar de pensar en ella. «Me la imagino sola en el hospital», ha confesado a Manolita, con una mezcla de rabia y dolor por la situación que está viviendo.

Intentando consolar a su hija, Manolita le ha recordado que debe mantener la calma en esta situación tan difícil. Sin embargo, ninguna palabra ha aliviado su angustia.

En medio de la conversación, Lola ha recibido una llamada para ofrecerle la posibilidad de regresar a su anterior empleo como costurera en el Liceo de Barcelona, ya que su puesto ha quedado libre.

Lola no ha dado una respuesta firme, pero está planteándose volver a Barcelona: «Tengo que reevaluar mi vida. Quizás esta llamada sea una señal de que ha llegado el momento de poner distancia».

Al escuchar a su hija, Marcelino y Manolita se han mostrado en desacuerdo con la idea y le han recordado que en Madrid está su familia y, sobre todo, a Malena. Sin embargo, Lola se siente perdida y no sabe cómo salir de la dura situación en la que se encuentra. «Quizás sea más fácil estar allí que aquí», ha compartido mientras rompía a llorar.