Europa es terapéutica para el Real Madrid. Realza su autoestima, despeja sus deudas, reafirma sus fortalezas... Ancelotti debe estar encantado cada vez que vislumbra un partido de la Champions en el calendario. En este ante el Braga que sirvió para sellar su pase a octavos (le falta un punto para cerrar el liderato), se reivindicaron Lunin y Brahim, marcaron Vinícius y Rodrygo, y Bellingham vio el partido plácidamente en el banquillo.
Penalti parado de Lunin
Es costumbre en el Madrid que los partidos ante rivales de menos pedigrí sean caóticos. Por imprevistos, pereza madridista o descaro rival. Ante este Braga alegre se dieron todos los ingredientes de inicio. Arrancó el partido antes del pitido inicial para Ancelotti, ya que a los relevos en el once, con las entradas de Nacho, Lucas y Brahim, se sumaba la lesión en el calentamiento de Kepa. Un pinchazo inoportuno daba la oportunidad a Lunin, que a los cinco minutos veía como Lucas Vázquez cometía un penalti tan ingenuo como innecesario. Penalti que generó una discusión en las filas del Braga, con Horta exigiendo que lo tirase Zalazar, pero al final lo ejecutó Djalo. Y ahí emergió la figura del meta ucraniano, que en su primera intervención acertó metiendo una certera mano abajo.
Gol de Brahim
No se conectaba al partido un Madrid asimétrico y heterodoxo mientras el Braga se gustaba con la pelota en los pies. Bruma aprovechaba la mala noche de Lucas y Carletto no paraba de dar órdenes porque no le gustaba lo que veía. Hasta que en el minuto 26 Mendy, como si estuviese poseído por Modric, filtró un pase a la espalda de la zaga, donde apareció Rodrygo para ganar línea de fondo y servirla atrás a la llegada de Bellingham… y allí apareció Brahim. Ante la ausencia del inglés, el malagueño anotaba su segundo gol (el primero se lo anularon por falta previa de Vinícius) asumiendo los galones y mostrando la electricidad que necesita este Madrid.
El gol no desanimó al Braga, que siguió exhibiendo todo lo bueno y malo de su juego. Su velocidad en ataque, su fragilidad defensiva. Llegó el partido al descanso con un Vinícius que sigue dejando sensaciones inquietantes y el choque descorchado. Con el Madrid en modo ahorro de energía, el Braga no era capaz de generar ocasiones ante Lunin. Solo cuando aceleraban Brahim o Rodrygo se olía el segundo, el que esperaba Ancelotti para sentarse en el banquillo con el encuentro decidido y el pase a octavos sellado.
Vini y Rodrygo, en tres minutos
Avisó con un remate de Brahim a pase de un generoso Vinícius, pero Matheus sacó el disparo a bocajarro. Y al final el tanto llegó en un despliegue rápido tras un robo de Camavinga con estampida de Valverde y Lucas que el lateral sirvió al área, donde ahora sí Vinícius apareció para cerrar el choque. Quedaba media hora de trámite para un Madrid que obligó a los lusos a irse arriba y aparecieron los espacios. Y solo tres minutos después del gol de Vinícius una contra entre él y Rodrygo terminó con gol del segundo. El Braga se convertía en una terapia para los de Ancelotti, con goles de los brasileños y otro de Brahim, que se reivindicaba así.
El final sirvió para que debutase el canterano Nico Paz, para que Modric sumase buenas sensaciones y para que Joselu afilase su instinto. Cuarta victoria del Madrid en cuatro partidos que le vuelven a meter en las eliminatorias por el título (32 liguillas jugadas, 32 veces clasificado). Un punto más le dará el liderato y le permitirá evitar así algún cruce incómodo. Debe visitar el Bernabéu el Nápoles en el partido con más paladar del grupo y cerrará el grupo el Madrid visitando Berlín en otro partido accesible. Ahora a pensar en el Valencia, donde Lunin defenderá la portería con justicia tras allanar el camino del equipo en este partido parando el penalti inicial.