Cambio de rumbo en el mercado de capitales español. En la primera mitad del año, las ampliaciones de capital de empresas españolas crecieron un 70%, después de que en el mismo periodo del año anterior cayeran un 89% en España. Este crecimiento representa una reactivación de la actividad en comparación con 2022, cuando los volúmenes anuales de emisión fueron los más bajos de 2011, según el informe que ha presentado la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME) en Bruselas. Esta fórmula la utilizan empresas en apuros necesitados de socios y de recursos como de empresas en crecimiento.
Asimismo, la emisión de acciones en el mercado de este tipo de empresas creció un 12% interanual, gracias sobre todo al incremento de las ampliaciones secundarias de capital. Estas dos operaciones tienen el mismo objetivo, que es dar entrada a nuevos propietarios en las empresas. De hecho, el aumento en estas dos operaciones ha compensado hasta junio la caída de las ofertas públicas de venta (OPV), que disminuyeron un 82% en este periodo.
Tal y como manifiesta el informe de AFME, las OPV registraron un nivel “extremadamente bajo” de actividad en el primer semestre del año. Además, señala que, si estos niveles se mantienen durante el segundo semestre, las OPV registrarán en el conjunto de 2023 el volumen anual más bajo de los últimos 10 años.
En el documento de este año, también se refleja el aumento de las emisiones de deuda en las empresas españolas, debido al apetito de los inversores (tanto en deuda corporativa como en pública). Durante los seis primeros meses del año, se registró un aumento del 34% anualizado en la emisión de bonos corporativos, hasta los 6.000 millones de euros. Esto ha provocado un incremento del 17% interanual en la financiación captada en los mercados por parte de las sociedades no financieras durante el primer semestre del año.
La emisión de bonos se mantiene pese a ello por debajo de los niveles pre-pandemia, con volúmenes inferiores en un 18% respecto a 2019 y en un 22% respecto a 2018. Por su parte, la emisión de bonos de alto rendimiento (high yield) se redujo a cero en el primer semestre de 2023 -después de que en 2022 se emitieran 1.100 millones de euros de bonos de alto rendimiento- lo que supone un nivel mínimo desde 2009.
Financiación sostenible
En el informe también se habla sobre la financiación sostenible. España fue el quinto mayor emisor de bonos ESG de la Unión Europea entre enero y junio, representando el 6% de la financiación ESG comunitaria. Durante la primera mitad del año, los mercados ESG (que pueden ser de diferentes tipos, englobando a los bonos sostenibles, a los bonos verdes y a los que están centrados en temas sociales) españoles continuaron registrando fuertes niveles de emisión, impulsados principalmente por un aumento anualizado del 16% en la emisión de bonos verdes.
La mayoría de bonos verdes fueron emitidos por sociedades no financieras (3.700 millones de euros), seguidas por entidades respaldadas por el Gobierno (1.500 millones) y del sector público (1.400 millones). Destaca que entre los grandes emisores de bonos verdes se situaron Telefónica Europe (1.000 millones de euros), Iberdrola Finanzas (1.000 millones de euros), Banco Sabadell (700 millones de euros) y la Comunidad de Madrid (600 millones de euros).
Todo esto hace que el ecosistema del mercado de capitales español se situó en el puesto número 15 del índice de competitividad, cuatro puestos por debajo del resultado de 2022. Este índice considera múltiples factores que subyacen a un mercado de capitales eficiente y profundo: disponibilidad de fondos de capital, liquidez de los mercados de renta variable y divisas, acceso a la financiación, digitalización y sostenibilidad.
Tal y como refleja el informe, la mejora más significativa de los últimos cinco años en España en cuanto a competitividad se ha producido “en la transición hacia una economía sostenible y en la construcción de un mercado de renta variable más líquido”.
Inversión de los hogares
Los hogares españoles ocuparon el octavo lugar en cuanto a volumen de ahorros invertidos en los mercados de capitales, con el equivalente al 62% del PIB invertido en acciones cotizadas, bonos, fondos de inversión o productos de seguros y pensiones. Esta tasa fue inferior a la media de la UE y similar a la de países como Austria, Finlandia, Luxemburgo y Malta. Existen grandes diferencias respecto a países como Dinamarca (187% del PIB), Reino Unido (182% del PIB) y Países Bajos (174% del PIB).