En el temazo de este jueves de Poniendo las Calles hemos hablado de una vida paralela a la que llevamos la mayoría y que afecta a más de 55.000 personas en España: la vida en las cárceles. No solo nos referimos a la de los presos, que también. Cuando una persona ingresa en un centro penitenciario, su entorno más cercano no conoce absolutamente nada sobre su funcionamiento. A partir de ese mismo momento, empieza toda una odisea para saber qué pueden hacer, para visitarlo, si le pueden llamar, si puede recibir dinero… Para resolver esas dudas y descubrirnos secretos de esta situación está Pepi Gómez.

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ha editado una ‘Guía para la vida en prisión‘ destinada a enseñar a los reclusos y sus familias qué recursos tienen, sus derechos y deberes. Un manual en el que participó esta mujer que tiene a su marido como interno en el Centro Penitenciario Puerto III, en Cádiz. Lleva más de 5 años en prisión y aunque ha solicitado el traspaso a otro de Granada, pero no le están haciendo caso. Mientras pasa el tiempo, no deja de visitar a su marido, como le ha contado a Carlos Moreno ‘El Pulpo’ en Poniendo las Calles.

Los problemas de la mujer de un preso

«Mi situación es que tengo mi marido en prisión desde hace cinco años y medio», comienza relatando Pepi, «se encuentra en el Centro Penitenciario de Puerto III, con un traslado pedido para Granada, porque está pasada la mitad de la condena y no le dan ni permiso, ni ningún tipo de beneficio»: «Según ellos, la mayoría de los internos tienen un tratamiento mental. Pues, para que mi marido pudiera salir, tenía que dejar su tratamiento mental. Lo dejó. Lleva dos años sin tratamiento y, aun así, pues no le están dando nada». No hacen esta vida más fácil desde las autoridades.