Las puertas del Loro Parque están abiertas desde temprano. Los visitantes entran a un zoológico que es de lo más destacado en las visitas a Tenerife: su publicidad está en los coches de alquiler, en las papeleras, en las farolas y en los lugares más recónditos de la isla. Por eso a pocos ha podido sorprender que Wolfang Kiessling, dueño del grupo, esté en el ránking de Forbes de las 100 personas más ricas de España.
El patrimonio que le otorgan desde la revista a Kiessling es de 350 millones. El empresario hispano-alemán gestiona, además de Loroparque, el Siam PArk y el Acuario Poema del Mar en Gran Canaria.
Precisamente en Forbes, Kiessling, que empezó dirigiendo una compañía aérea, aseguró que Loro Parque comenzó con 150 papagayos y 25 trabajadores. La idea del negocio era ofrecer una nueva alternativa diferente y especial a los turistas que acudían a Tenerife en busca de sol, playa y el Teide.
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Tal y como decía en la revista económica el propio Kiessling, 51 años después (se fundó en 1972) sigue al pie del cañón. Aquella idea inicial de negocio se ha expandido, pero el hispano-alemán sigue al frente. «Hace 50 años no podía imaginar que tendría una compañía como la que tengo hoy. Yo sigo aquí cada día por pasión. Y mi trabajo me lo permite. Disfruto de ello cada día».
La revista ha destacado que Kiessling ha accedido en penúltima posición a esta lista porque «la actividad de la compañía ha crecido bastante después de la pandemia y, por eso, su riquza personal se ha incrementado hasta los 350 millones de euros».
Ley de Bienestar Animal
A pesar de todo, de un tiempo a esta parte, algo ha preocupado a los gestores de Loro Parque: la redacción de la Ley de Bienestar Animal. Ahora, todo ha quedado atrás: el Loro Parque no cerrará sus puertas.
Javier Almunia, director de la Fundación Loro Parque y presidente de la Asociación Ibérica de Zoológicos y Acuarios, explicaba el pasado mes de abril a EL ESPAÑOL que la legislación, que entró en vigor en septiembre, no les afectaba a pesar de que habían sentido mucha incertidumbre en los meses de redacción. «Realmente, lo hemos vivido con cierto desconcierto. Aparecían mensajes del ministerio en una dirección, pero luego en las redacciones previas no aparecía nada de esto. Fue bastante desconcertante», aducía.
«Desde la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios tratamos de que se desvinculara esta norma [la conocida como ley Belarra], que tiene más que ver con mascotas, de los zoos. Estos tienen la ley 31/2003, que les convierte en herramientas de conservación«, apuntaba entonces Almunia.
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El responsable de la Fundación Loro Parque tenía claro en abril que en esta ley «había una motivación política en que los zoológicos estuvieran, pero la realidad es que no hay ninguna implicación directa en cuanto a la gestión de los animales o el bienestar animal. Todo esto viene controlado por la norma actual de zoos y por nuestra propia actividad interna. Nosotros somos los primeros preocupados por mejorar el bienestar de los animales. Es una ley pensada para evitar el maltrato, el abandono, cosas en las que estamos de acuerdo, y no afecta demasiado a los zoológicos».
Uno de los aspectos más criticados por los animalistas son los espectáculos con animales. La ley los prohíbe con animales de compañía, pero no con el resto. En Loro Parque también han estado pendientes de esto, porque ellos tienen espectáculos con los distintos animales. Por ejemplo, se lleva a cabo una presentación de delfines, entre otras.
«En este caso nos afecta porque en el último momento apareció una enmienda que tenía que ver con los cetáceos y su mantenimiento. Lo que plantea es que no se pueden criar o intercambiar cetáceos salvo que esté asociado a un proyecto de investigación o conservación significativo. Nosotros lo tenemos y no nos va a afectar, pero otros delfinarios se verán afectados porque solo se dedican a la educación ambiental o el entretenimiento», recogía Almunia durante su entrevista con EL ESPAÑOL.
Almunia apuntaba que habían trabajado con el Ministerio de Bienestar Social que dirige Ione Belarra. «Hemos estado en contacto, yo me reuní con Sergio García. Luego, desde la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios tuvimos una reunión con los técnicos. Nos costó mucho, pero en el momento en el que la tuvimos, sí que fue muy positiva y realmente nos transmitieron que el objetivo de esta norma no era limitar la actividad de los zoos y fueron muy proclives a modificar aquellas partes de la redacción. Se resolvieron todas las cuestiones de forma positiva. A partir de ahí, absolutamente nada».
Gestión de zoológicos modernos
La polémica en los zoológicos no ha entrado a causa de la ministra Ione Belarra ni nadie del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 que dirige. De hace un tiempo a esta parte, el movimiento antizoológicos se expande como la pólvora entre los animalistas. Almunia explica algunos detalles de los zoos desconocidos para el gran público.
P.- ¿Es necesario ser animalista para trabajar en un zoológico?
R.- Eso depende de lo que consideres animalista. Si animalistas son los que quieren a los animales, en los zoos somos animalistas. Aquí no hay nadie que trabaje y no adore a los animales. Nuestros compañeros cuando alguno está enfermo, es como si fuera de su familia. Son como su familia.
P.-¿Cómo se gestiona un zoológico moderno?
R.-Los zoológicos modernos deben trabajarse en red. No tiene sentido que lo hagamos de manera independiente. Hay que hacerlo de forma que se pueda sostener una especie desde el punto de vista genético, para poder tener una diversidad genética de la especia. Trabajamos en redes europeas, mundiales… El objetivo es poder tener una población con diversidad genética, saludable y en un momento determinado poder reintroducir la especie. A partir de ahí, se puede trabajar en investigación científica, bienestar animal, educación medioambiental… Todos esos elementos tiene.
P.-¿Hay mucho desconocimiento en lo que a vuestro trabajo respecta?
R.-La gente conoce los zoos como visitantes y para ellos es una alternativa de ocio, o un lugar donde conocer los animales en profundidad, pero se desconoce el trabajo de la trastienda. Es una cosa mucho más compleja, simplemente a la hora de mantener animales. El gorila es el mejor ejemplo de todos. Tenemos un grupo de solteros que simula los de la naturaleza y cuando hace falta un gorila para una familia, pues hay un coordinador europeo que decide a dónde va el ejemplar, en qué zoológico hace falta. Esa es una forma muy clara de ver cómo funciona un zoológico moderno.
P.-¿Qué le parecen las críticas que últimamente reciben?
R.-Las críticas tienen que ver con opciones políticas o morales que están en contra de los animales en cautividad. A partir de ahí, se trata de buscar excusas o argumentos para apoyar la motivación política. Se habla de bienestar, del concepto de libertad para los animales, pero no se aborda desde un punto de vista científico.
Las críticas con el bienestar en un zoológico no se aborda desde un punto de vista científico. Hay científicos que abordan desde una serie de parámetros esto para medir el bienestar y la comodidad de los animales. Cuando se utiliza como una crítica no se utiliza la ciencia, sino la emoción. La gente no piensa, sino que opina que los animales no están bien. Y el bienestar animal no es una opinión es una ciencia. Por lo tanto, hay que tratarlo como una ciencia.
P.-Wolfgang Kiessling dice que estamos viviendo una sexta extinción masiva animal y que los humanos somos la vanguardia del ejército que debe salvarlos. ¿Qué piensa?
R.-Estamos viviendo la sexta gran extinción, que ya desde hace cuatro o cinco años, en un ámbito político, se ha comprendido que hay una crisis de biodiversidad en todo el planeta. Hay un millón de especies que podrían desaparecer en los próximos 50 años. El Banco Mundial identifica la pérdida de biodiversidad como uno de los factores clave para el riesgo de la economía mundial en los próximos años.
La pérdida de biodiversidad ha identificado que tenemos que preservar la biodiversidad. Eso es lo que hacemos nosotros, mantener la biodiversidad. Hacemos una especie de Arca de Noé hasta que podamos resolver los problemas en los hábitats naturales y los podamos reintroducir. No es tan sencillo como soltemos a los animales. Hay que resolver los problemas ambientales y luego reintroducir.
P.-¿Cómo de importante es la educación en este sentido?
R.- Educación va de la mano con la sensibilización para que la gente vea los problemas que tienen los animales en la naturaleza. Contaminación, sobrepesca… El hecho de que en este momento las especies marinas que más están incrementando su grado de amenaza son los tiburones. Son animales que tienen una fama terrible gracias a películas de hollywood. Entonces, es raro que nadie se incline a pensar que los tiburones deben ser protegidos.
Sin embargo, tenemos 400 especies de tiburones, la inmensa mayoría sin ningún peligro para el ser humano que están siendo esquilmadas. Y son clave para el ecosistema marino. Es decir, si desaparece el tiburón, el ecosistema se desequilibra y no sabemos qué pude ocurrir. Por lo tanto, esta educación ambiental es especialmente importante cuando hay especies con poco atractivo a las que hay que defender y por las que hay que hacer un trabajo de diplomacia casi. Convertirnos en embajadores del océano.
P.-Me ha comentado un compañero que hasta los leones, los reyes de la selva, están en peligro. Antes la población mundial era de 500.000 y ahora sólo hay 23.000.
R.-Esta mañana estaba viendo en Twitter que la gente que sabe de naturaleza conoce que los animales no están bien simplemente porque están en la naturaleza y están mal porque están en un zoo. Hay una foto de un león justo antes de morir publicada. Eso es la naturaleza: el sufrimiento y la falta de bienestar. Cuando un león joven es expulsado del grupo, se muere de hambre. El terrible malestar que está sufriendo el animal está ocurriendo en la naturaleza. Entonces, esa idea romántica de que los animales están bien en la naturaleza y no en los zoos es ridícula, no tiene ningún tipo de sentido.
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