El pasado 7 de octubre Israel sufrió el ataque más devastador en sus 75 años de historia. Cientos de milicianos de Hamás lanzaron una ofensiva sin precedentes en la que asesinaron a casi un millar de civiles israelíes. El grupo palestino aprovechó una serie de graves errores en la cadena de seguridad del Estado hebreo para asestar por sorpresa un duro golpe a su enemigo. En parte, la operación fue financiada con criptomonedas.
Entre agosto de 2021 y junio de este año, el Movimiento de Resistencia Islámico —del que se deriva el acrónimo Hamás— habría recaudado hasta 41 millones de dólares en divisas digitales, según el análisis forense de la firma israelí BitOK, publicado por ‘The Wall Street Journal’. Ese método les habría permitido esquivar las sanciones impuestas por países como Estados Unidos y seguir desarrollando sus capacidades militares.
Gran parte del presupuesto de Hamás depende de los impuestos que cobra a los negocios en la Franja de Gaza, bajo su control, así como del contrabando. Sin embargo, casi desde su fundación en 1987, sus líderes se han establecido fuera de los territorios ocupados de Palestina para buscar financiación, ya fuese desde Jordania, Siria, Egipto, Turquía o Catar, su actual br de operaciones. Con Irán como principal aliado, el grupo ha canalizado el apoyo económico exterior a través de complejos entramados empresariales, pero las sanciones les han hecho apostar también por los criptoactivos.
Golpe al método cripto
Tanto Israel como EEUU llevan años tratando de frenar ese flujo económico. Tres días después del devastador ataque, la policía israelí congeló varias cuentas vinculadas a una «campaña de recaudación de fondos iniciada por Hamás». En los últimos dos años han confiscado unas 190 cuentas con «decenas de millones de dólares» alojadas en Binance, la mayor plataforma de comercio cripto del mundo.
Tras esas pérdidas, Hamás señaló este año que se alejaría de las criptomonedas para canalizar sus ingresos. Sobre el papel, la Blockchain —la tecnología que sustenta ese método descentralizado de pagos— permite esquivar los controles bancarios y operar sin revelar tu identidad, si bien también abre la puerta a rastrear algunas transacciones. Además, la intervención policial israelí habría llevado a un «bajo volumen de donaciones» tras el ataque, según la firma de investigación TRM Labs.
Hizbulá y Yihad Islámica
Hamás no es el único grupo palestino o contrario a Israel que ha recurrido a las divisas virtuales para financiarse. Es el caso de la Yihad Islámica Palestina, que participó en la operación relámpago contra el Estado hebreo y que entre diciembre de 2021 y el pasado junio habría logrado canalizar hasta 91 millones, según la empresa analítica británica Elliptic. La milicia chií libanesa Hizbulá también ha recurrido a esta estrategia, torpedeada en algunas ocasiones por el aparato de seguridad de Jerusalén.
Por su opacidad, las criptomonedas han atraído todo tipo de usos ilícitos, desde el tráfico de drogas al cibercrimen o al blanqueo de capitales. El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) ha advertido que la industria «corre el riesgo de convertirse en un refugio seguro para las transacciones financieras de delincuentes y terroristas«. Si en 2020 se consideraba que el 5% de los atentados estaban financiados con criptoactivos, «ahora pensamos que puede llegar al 20%», advirtió hace un año una jurista de las Naciones Unidas a ‘Bloomberg’.