Mar Vázquez es una mujer valiente. E incansable. En julio de 2022, con 57 años, decidió que, una vez fallecido su padre, había llegado el momento de salir del armario y desde entonces, no ha cejado en su determinación de ser legalmente lo que siempre ha sido: una mujer. En estos momentos tiene dos metas: actualizar toda su documentación oficial y volver a subirse al podio con la identidad que consta en su DNI: Mar Vázquez. Sin embargo, quiere seguir haciéndolo en la categoría masculina porque entiende que competir en la femenina le daría una ventaja competitiva que cree que sería desleal. Según Mar, la Federación Española de Atletismo parece opinar lo mismo, ya que le ha dado su visto bueno. Sería la primera mujer trans española que compitiera en una categoría masculina de atletismo.
“La secretaria me ha comunicado [verbalmente] que este tema se ha tratado con el presidente y que tengo la autorización para inscribirme en la categoría masculina. Creo que no sería justo que compitiese contra mujeres porque no son rivales para mí y no entiendo a las deportistas trans que hacen esto porque quien tuvo retuvo y yo mantengo toda mi antigua capacidad intacta”, afirma esta pontevedresa de 59 años.
Durante su etapa como Guardia Civil, quedó en segundo lugar en el campeonato del mundo militar de maratón y en el tercer puesto entre los españoles en la maratón de Rotterdam, con una marca de dos horas, 22 minutos, 46 segundos. Mar espera poder retomar los entrenamientos en breve para volver a competir ya la próxima primavera. “Espero subir al podio. Voy a subir al podio. Lo sé porque soy muy cabezota y no me rindo hasta conseguir lo que quiero”, afirma Mar.
Sabe que probablemente se enfrente a la incomprensión de muchos de los atletas varones, aunque también está dispuesta a traspasar esa meta. “Supongo que muchos se reirán, pero estoy dispuesta a demostrar mi capacidad deportiva y a ganar”, sostiene.
Pero antes deberá ponerse al día, ya que hace casi un año que no entrena debido a una lesión de menisco y a las distintas intervenciones quirúrgicas a las que se ha sometido en su proceso de tránsito. La última, la doble mastectomía que se realizó hace un par de meses. “Ya soy una mujer completa. He cumplido el sueño de mi vida”, afirma.
Erorres administrativos
Desde que el pasado 6 de junio Mar recogió su DNI con su nombre y sexo femeninos, el papeleo ha pasado a formar parte de su vida y de la de su mujer, Marilya, su gran apoyo. Pero para Mar, lo peor no es seguir, cinco meses después, solicitando el cambio de datos en documentos oficiales y en los títulos que tiene y que no son pocos –entre otros, es guardia civil retirada con consideración de suboficial; instructora de buceo FEDAS y PADI con todas las especialidades como buceo profundo, buceo nocturno, salvamento y rescate, instructora de primeros auxilios, Nitrox; buceadora profesional de segunda restringida; recolectora de recursos específicos con técnicas de buceo, jueza nacional de atletismo nivel 1; monitora nacional de atletismo, percebera, marinera pescadora y patrona de embarcaciones de recreo–, sino tener que hacerlo en ocasiones dos veces por un error administrativo.
Esto le pasó cuando con el carné de conducir, que llegó con la identidad del anterior, por lo que tuvo que repetir el trámite de nuevo, lo que hizo que durante el tiempo que tardó en subsanarse el error viviera con dos identidades: la que constaba en su DNI y la que constaba en el permiso de conducción. “Tuvieron que retirarme el pasaporte mientras tanto. Si hubiese tenido que salir del país tendría que haber solicitado un pase especial”, dice.
En el libro de familia también aparecía como “soltero” en lugar de “soltera”, por lo que hubo que solicitarlo de nuevo.