Lo peor -primera amenaza- de proponer una amnistía es olvidar el valor que, en la interpretación de nuestra Constitución, tiene el precedente. Habría que demostrar que la situación actual es equivalente a la que justificó la anterior: para dar por cerrada la dictadura franquista. ¿Qué damos ahora por cerrado? Mucho habría que mentir para sugerir algún parecido. Aquel consenso llevó a olvidar todo planteamiento de vencedores y vencidos, dejando que fuera el pueblo quien hablara en unas anheladas elecciones generales. Prevalecieron las llamadas a reconciliación y la negativa generalizada a una nueva contienda civil.

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