Como punto de partida, un dato: la mitad de los casos de desajustes emocionales o del comportamiento se inician antes de los 15 años. Ante este panorama de incidencia creciente, el Colegio de Psicólogos de Asturias propone al Gobierno regional una nueva estrategia: la incorporación a los centros escolares de «profesionales con sólida formación y competencias en la materia, y con un horario amplio, para poder atender las necesidades emocionales con calidad».
Los detalles de este plan del Colegio de Psicólogos serán expuestos y debatidos de forma pública el próximo sábado en Oviedo. Será en el marco de las VI Jornadas de Psicología Educativa, que se desarrollarán en la sede colegial (calle Ildefonso Sánchez del Río 4, 1º B), de 9.00 a 14.00 horas.
La citada propuesta de trabajo ha sido elaborada por la comisión de psicología educativa de la corporación profesional. Se fundamenta en la premisa de que los colegios e institutos constituyen «un gran observatorio de la salud mental de nuestros jóvenes», faceta que «en estos momentos está muy comprometida».
Los psicólogos añaden un matiz menos conocido por la sociedad: el profesorado «se siente desbordado ante la cantidad de casos de dificultades emocionales que se encuentran en las aulas, que no saben cómo abordar y que hace mella también en su salud mental». Esta situación, puntualiza el Colegio de Psicólogos, «complica la atención al alumnado vulnerable por sus dificultades emocionales». Y es que, si se desea intervenir con eficacia «en una etapa de gran confusión e incertidumbre como es la adolescencia», resulta imprescindible una condición previa: «Que los adultos referentes se encuentren bien emocionalmente para poder ayudarles en ese momento de su etapa vital de especial confusión».
Los psicólogos asturianos ponen de relieve que «son muchos los problemas estrechamente relacionados con la salud mental infanto-juvenil que podemos observar en los centros educativos». Entre ellos, destacan el acoso escolar –presencial y mediante redes sociales– y la depresión durante la infancia y la adolescencia «por su relevante prevalencia y por las graves consecuencias que tienen para el desarrollo y la salud mental y por el riesgo de suicidio que implican».
La reforma educativa más reciente –la LOMLOE– introdujo el curso pasado una nueva figura obligatoria para todos los centros, que es aún muy desconocida fuera del ámbito escolar: el coordinador de bienestar emocional, cuyo cometido se centra en proteger los derechos de la infancia y la juventud, y velar por la buena convivencia en colegios e institutos. La Consejería de Educación del Principado le asignó para esta tarea una hora semanal el curso pasado y otra hora adicional este curso. Pese a todo, y como informó LA NUEVA ESPAÑA el pasado 16 de octubre, prolifera entre los profesores la sensación de que «casi nos dedicamos más a la salud emocional de los alumnos que a enseñarles contenidos».
En el trasfondo de esta queja parece encajar la propuesta del Colegio de Psicólogos, que hace hincapié en la pertinencia de «establecer programas de preventivos y de promoción de la salud psicológica para toda la comunidad educativa». La corporación profesional incide en la idea de que los centros educativos, al ser «un contexto natural, cotidiano y diario en la vida del alumnado y de sus familias», favorecen las posibilidades de intervención «tanto a nivel global con el alumnado y las familias como en los casos concretos que requieran una atención individualizada y que no acuden a ningún otro servicio».
En la jornada del próximo sábado intervendrá, entre otros expertos, el profesor e investigador Eduardo Fonseca-Pedrero, de la Universidad de la Rioja, quien mostrará y analizará el desarrollo y resultados del proyecto «PSICE», en el que –coordinados desde el Colegio de Psicólogos de Asturias– han participado varios centros concertados de la región «con los cuales todo han sido facilidades y cero trabas administrativas para el desarrollo e intervención», subraya la entidad colegial. Otro ponente destacado es Luis Fernando López Martínez, psicólogo responsable del área terapéutica del proyecto ISNISS, que abordará las autolesiones y la conducta suicida en el reto de la era digital.