El etíope Tamirat Tola y la keniana Hellen Obiri se proclamaron este domingo campeones del Maratón de Nueva York.
Tola, de 32 años y ganador del oro en el Mundial de Atletismo de Eugene de 2022, dominó de principio a fin su prueba con enorme autoridad y batió el récord del maratón de la Gran Manzana con un tiempo de 2h04:58 (la anterior marca la tenía el keniano Geoffrey Mutai con 2h05:06 desde 2011). Tola sacó casi dos minutos al keniano Albert Korir, que acabó en segunda posición (2h06:57).
Obiri, de 33 años y vencedora de Boston en 2023, se alzó con la victoria tras un emocionante final después de que tres corredoras llegaran igualadas al último kilómetro de la prueba.
En una carrera de ritmo lento y muy estratégica, Obiri consiguió un tiempo de 2h27:23 (el récord femenino en Nueva York es de la keniana Margaret Okayo con 2h22:31 en 2003) tras dejar atrás en los últimos metros a la etíope Letesenbet Gidey (2h27:29).
Obiri tomó así el relevo de su compatriota Sharon Lokedi, que fue la campeona en 2022 y que terminó tercera este año muy cerca de la vencedora (2h27:33).
Este 2023 ha sido un año de grandes marcas en el maratón, con los récords mundiales de la etíope Tigst Assefa (2h11:53 en Berlín) y del keniano Kelvin Kiptum (2h00:35 en Chicago).
Como se esperaba, las marcas de este domingo en Nueva York se quedaron lejos de esos impresionantes registros ya que el trazado neoyorquino es más duro y exigente que el de los otros ‘majors’ (Tokio, Boston, Londres, Berlín y Chicago).
Imperial Tola
Pasados los primeros e igualados 10 kilómetros, Tola y Korir endurecieron radicalmente el ritmo, empezaron a descartar competidores y ese corte dejó a un grupo de media docena de corredores en cabeza. Junto a ellos, el etíope Jemal Yimer completó ese trío que dejó atrás a todos los demás pasado el ecuador de la carrera y llegando ya a Manhattan desde Queens.
Tola no bajó el ritmo y, con un nuevo acelerón, dejó atrás a Korir y se fue en solitario junto a su compatriota Yimer. Imperial de principio a fin, Tola dio un nuevo zarpazo en el kilómetro 30, Yimer ya no pudo seguir su estela y Tola se fue en solitario para cerrar un triunfo incontestable.
Obiri reina en un final épico
Gran parte de la atención este año en el Maratón neoyorquina estaba en la competición femenina, con nombres más destacados que los de la prueba masculina.
La estadounidense Kellyn Taylor, agresiva desde la salida, tomó el mando de la prueba durante los primeros kilómetros sacando algo de distancia al grupo principal. Fue cazada antes de llegar al kilómetro 10 y ese grupo con una decena de corredoras, pese a algunos ataques aislados como el de la estadounidense Molly Huddle, se mantuvo estable más allá del ecuador de la carrera.
Con un ritmo lento, vigilándose las unas a las otras y casi como en una afilada partida de póker por ver quién se movía la primera, ninguna de las favoritas se atrevió a atacar hasta que la keniana Viola Cheptoo rompió la carrera pasado el kilómetro 35 y solo otras cuatro corredoras aguantaron ese corte.
Tres fueron finalmente las que se disputaron la victoria en el último kilómetro y, en un desenlace muy emocionante en Central Park, Obiri logró despegarse de Gidey y Lokedi para cantar victoria.
En la competición de silla de ruedas Suiza firmó un doblete con las victorias de Marcel Hug, quien hizo historia al convertirse en la primera persona en ganar los seis ‘major’ en un solo año, y de Catherine Debrunner, que se alzó por primera vez con la victoria en Nueva York.
Una fiesta en Nueva York
Con más de 50.000 corredores dispuestos a recorrer los 42,195 kilómetros, Nueva York regaló a los atletas un día perfecto para echarse a las calles a estas alturas del año.
Así, la competición femenina, que arrancó a las 8.40 de la mañana comenzó con una temperatura de 9 grados en un día totalmente soleado y sin rastro de lluvia ni viento.
Veinticinco minutos después, cuando empezó la prueba masculina, la temperatura ya era de 12 grados.
Desde primera hora de la mañana, miles de aficionados acudieron a las calles por las que circulaba la carrera para animar a los competidores y muchos de ellos fueron a los alrededores de Central Park para presenciar la llegada.
Con banderas y carteles para dar fuerzas a los corredores, los seguidores también disfrutaron de música en directo a lo largo del recorrido.
Un año más, el maratón neoyorquino dejó imágenes icónicas como el multitudinario y multicolor -por las camisetas de los corredores- cruce por el puente Verrazano-Narrows nada más empezar la prueba en State Island.
La carrera pasó por los cinco ‘boroughs’ de la ciudad (Staten Island, Brooklyn, Queens, El Bronx y Manhattan) en medio de un gran despliegue de seguridad.