Me da que todos salimos del estadio con la misma sensación y frase de rabia de ‘se veía venir’. Porque la Real fue insultantemente mejor, porque el Barça quedó reducido a la nada absoluta, y porque el merecedor del triunfo era el cuadro local, dirigidos brillantemente por Imanol desde la pizarra y por Zubimendi sobre el verde. Pero, sobre todo, porque la Real desaprovechó numerosas ocasiones, y también acciones peligrosas de ataque que no acabaron ni en situación de tiro.

Da rabia que “un señor equipo” como la Real, como dice Xavi, que anula de esa manera al rival y que obtiene tantos balones propicios para atacar, no haya tenido el día de lucidez en la toma de decisiones final. Los errores en este aspecto fueron graves. Sorprendió incluso, dada la brillantez futbolística, técnica, táctica y mental de esta plantilla. Se veía venir que perdonando de semejante manera a un equipo como el Barcelona, la vuelta iba a llegar de la manera más cruel. Más aún al observar todos en Anoeta, también los culés, que la gasolina de la mayoría de los realistas sobre el verde estaba en reserva. Quizá hacían falta piernas frescas, se confíe más o menos en los suplentes, y no sólo pensando en aguantar el tramo final, sino en el importantísimo choque del próximo miércoles ante el Benfica. Probablemente para muchos más importante que éste.

se entiende el tremendo enfado de Imanol por no ganar. Se entiende porque él ya considera que la Real es un grande y que debe competir para ganar, porque las oportunidades vuelan igual que los puntos. Y el dominio sin premio ya no vale.