Llevar a tus hijos a un restaurante puede convertirse en una experiencia desafiante si no se comportan adecuadamente. Correr por el local, gritar o incluso arrojar comida son comportamientos que pueden exasperar a los dueños del establecimiento.
En ocasiones, los restaurantes se ven obligados a tomar medidas drásticas para mantener la tranquilidad en su local. Esto fue lo que hizo un restaurante en Georgia, Estados Unidos. Según informa el diario ‘Mirror’, el restaurante decidió aplicar un recargo de hasta 50 dólares a las familias cuyos niños se comportaran mal durante la comida.
En la parte inferior del ticket, se podía leer: «Recargo por adulto: para adultos que no pueden actuar como padres $$«. El propietario del restaurante, Tim Richter, explicó al medio citado que nunca antes había tomado esta medida, pero lo hizo debido a que los niños estaban causando disturbios corriendo por todo el restaurante.
¿Es apropiado prohibir la entrada de niños a un restaurante? Algunos establecimientos optan por esta práctica, conocida como niñofobia, con el objetivo de garantizar un ambiente tranquilo para el resto de los clientes. En España, alrededor del 8% de los locales no permiten la entrada de niños, siendo el 1% de estos bares y restaurantes. ¿Es esta medida discriminatoria?
La periodista Beatriz Cortázar opina que, en ciertas circunstancias, esta medida no es un rechazo injustificado. «Creo que no hay que dramatizar y debemos poner las cosas en contexto«, señala sobre la necesidad de crear espacios más tranquilos y orientados a un público adulto.
En contraposición, el psicólogo Javier Urra considera que esta medida es discriminatoria y va en contra de la Constitución y de la ley de defensa de la infancia. «¿Cómo vamos a educar a los niños si los excluimos de la sociedad? Educar implica que los niños vean diferentes situaciones y que los padres y abuelos asuman su responsabilidad. No podemos tener niños y esperar que permanezcan en silencio», argumenta. Por su parte, Rubén Sánchez, secretario general de Facua, afirma que «no es una práctica legal, ya que implica la exclusión de un grupo de clientes por un motivo totalmente arbitrario». «Presupone que el niño causará molestias, y no podemos presuponer eso», añade sin titubear.