En agosto, Maor Lasri Alfasi, jugador israelí de baloncesto en silla de ruedas, decidía unirse a sus 21 años en el BSR Valladolid – Fundación Aliados, equipo de la «mejor liga del mundo, donde puedo crecer al máximo como jugador». Así lo reconoce a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del Grupo Prensa Ibérica, un deportista con pasaporte español. Su abuela es de Melilla y tiene origen sefardí. Cuando llegó a su nuevo destino, su única preocupación era adaptarse a un nuevo país y contexto competitivo. Aunque su cuerpo está en la cancha, su mente se ha quedado en Kfar Yona, una ciudad situada en el centro de Israel, donde viven sus padres, su hermano de 17 años y muchos conocidos.
«Mis amigos y muchos otros han sido reclutados por el ejército y están luchando en Gaza en este momento. Espero que todos regresen sanos y salvos a caso después de ganar esta guerra«, explica Lasri, desde la relativa tranquilidad que le da saber «que mi familia no está en la primera línea, lo que significa que están un poco más seguros». No fue siempre así. Esta urbe, que ronda los 25.000 habitantes, fue fundada en 1932 por Maurice Fisher, un judío que bautizó la localidad en honor a su padre, Yona Fisher, sionista belga.
«No creo que exista antisemitismo en España»
En la Guerra árabe-israelí de 1948, Kfar Yona fue escenario de enfrentamientos directos. Al final del conflicto, el estado judío aumentó su territorio cerca de un 23% más de lo que inicialmente le había asignado Naciones Unidas. Lasri cuenta que su vida «ahora mismo se centra principalmente en entrenar aquí en España, lo que me ayuda a mantener una rutina, aunque siempre estoy preocupado por lo que sucede en mi país. Estar tan lejos hace que sea mucho más difícil entender realmente lo que allí sucede«.
Esta complejidad la experimenta también a la hora de hablar con sus compañeros de equipo sobre el conflicto. «Cuando me preguntan sobre mi familia y la realidad actual, les cuesta mucho entender cómo es vivir en un lugar con una realidad tan complicada», reflexiona un jugador que es internacional con su país.
«Representar a Israel es muy importante para mí, porque demuestra lo que soy y es una parte importante de mi identidad», comenta Lasri, quien no ha percibido ningún «tipo de antisemitismo en España y espero que siga así». Aunque afirma que «en Internet sí existe en toda Europa, lo hace que me dé cuenta de qué importante es Israel para los judíos».
Tendrá dos compañeros iraníes: «Somos profesionales»
Lasri es componente del combinado nacional absoluto desde 2021 y el año pasado jugó competición europea. «Empecé a jugar hace seis años y me enamoré del deporte. Hizo que me diera cuenta de que puedo lograr grandes cosas a pesar de mi discapacidad. Aumenta la confianza que tengo en mí mismo y me permite hablar más abiertamente sobre mi discapacidad. Me brinda una oportunidad para crecer y creer», destaca.
El baloncestista reconoce haber recibido «una gran acogida» por el club pucelano, «que atiende todas mis necesidades dentro y fuera de la cancha». No existe una activa comunidad judía en Valladolid, aunque esto no influye en Lasri, «porque no soy muy religioso en mi vida diaria». El jugador israelí es una pieza estratégica del BSR Valladolid – Fundación Aliados, al que se incorporarán en noviembre, previsiblemente, Omid Hadiazhar y Amirreza Ahmadi.
Dos jugadores de Irán, un estado contrario a Israel y que entrega anualmente, según la inteligencia del estado hebreo, 100 millones de dólares a Hamás, responsable del ataque del 7 de octubre. «Espero que no haya ningún problema con ellos. Al final todos somos profesionales y estamos aquí por la misma causa. Además, ¡creo que la mayoría de los civiles iranís quieren vivir en paz!», exclama el jugador cuando se le pregunta sobre cómo será la convivencia con sus futuros compañeros.
«Mi familia necesita ir a los refugios cuatro veces al día»
Esta respuesta contrasta cuando a Lasri se le pregunta sobre si ve posible una salida al conflicto en la que tanto israelís como palestinos puedan convivir en el área geográfica en disputa. En su casa trabajó Yosra, una mujer palestina con la que se ha criado y que forma parte de las decenas de miles de personas que se han visto arrastradas por el enfrentamiento militar. «Lamentablemente, después de los horrores que sucedieron en Israel, creo que no podremos coexistir en la misma tierra», justifica Lasri.
El jugador del BSR Valladolid – Fundación Aliados pone, en todo momento, el foco en el ataque de Hamás. «Mi familia me contó cómo se despertó en la mañana del 7 de octubre. Lo hizo con mucho miedo, porque los terroristas habían entrado en nuestra tierra. Asesinaron a bebés, mujeres, niños y ancianos en sus casas. Violaron a mujeres y quemaron vivas a personas», relata, de acuerdo a lo que le han contado las personas que conoce en el territorio del enfrentamiento.
«También sabemos que hay rehenes en Gaza que fueron secuestrados. Mi familia necesita ir a los refugios tres o cuatro veces al día y la mayoría de las personas que viven cerca del frente han sido evacuadas», defiende Maor Lasri, firme y convencido de su postura. Desde la misma lanza un mensaje final cuando se le pregunta cómo imagina el futuro: «Espero que después de esta guerra podamos tener unos años de paz en Israel. Por mi parte, quiero jugar en los mejores equipos de Europa y disputar los Juegos Paralímpicos con mi selección».