El sector español de las telecomunicaciones se prepara para una convulsión con efectos sistémicos. Los terremotos corporativos y accionariales a los que se enfrentan todas las grandes telecos (Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil) y que se van a concretar en los próximos meses van a cambiar el futuro inmediato de la industria, y amenazan con tener un impacto directo en el empleo de los grandes grupos.
En el seno de las plantillas de las corporaciones empieza a cundir el temor a que tanto movimiento tenga como consecuencia nuevos recortes de empleos, en un sector que ya acumula miles de bajas en la última década. Telefónica ultima un nuevo plan de salidas voluntarias para miles de trabajadores, aún por confirmar oficialmente. Y la compra por el fondo Zegona de Vodafone España, pactada esta semana, y la fusión de Orange y MásMóvil, prevista para principios de 2024 permiso de Bruselas mediante, despiertan los temores entre los sindicatos por una posible nueva ola de ajustes.
Zegona, sin prisas por recortar
Tras meses de negociaciones con muchos candidatos interesados, Vodafone confirmó este martes un acuerdo para vender su filial española al fondo de inversión británico Zegona por 5.000 millones de euros. El grupo financiero pretende seguir en Vodafone España su filosofía habitual con todas sus adquisiciones corporativas: comprar, arreglar y vender. Esto es, Zegona pretende reestructurar en profundidad la teleco, retomar la senda de la rentabilidad perdida y dentro de unos años volver a vender la compañía con plusvalías por partes o al completo. Ya lo hizo anteriormente en el sector español de las telecos con Telecable, que vendió a Euskaltel, y con la propia Euskaltel, que colocó a MásMóvil.
El consejero delegado de Zegona, Eamonn O’Hare, ha evitado hasta ahora incluir entre la lista de los ajustes que pretende ejecutar en Vodafone España la posibilidad de aplicar recortes de plantilla, aunque tampoco lo ha descartado. Desde el fondo simplemente se apunta que hay otras fórmulas para ahorrar costes además de reducir empleos. Pero en la plantilla de la teleco española ha cundido el temor a que el cambio de dueño suponga una vuelta a los despidos que ya ha venido aplicando el grupo Vodafone en años anteriores.
“El ambiente ahora mismo en la plantilla es de preocupación. Tras los ERE de los años anteriores la plantilla ya está muy ajustada”, coinciden varias fuentes sindicales internas, que aspiran a que Zegona se limite a impulsar un cambio de estrategia y una reorganización de la dirección, sin afectar al conjunto de la plantilla. En la última década Vodafone España ya ha aplicado cuatro ERE a través de los que han salido unos 3.000 trabajadores, hasta dejar la plantilla actual en cerca de 3.900 empleados. Los sindicatos no ocultan una “inquietud mayor” por el hecho de que el comprador finalmente sea un fondo de inversión oportunista y no un grupo industrial, pero tratan de agarrarse a que Zegona no aplicó ajustes de plantilla a su paso por Telecable y por Euskaltel.
El Grupo Vodafone ya había anunciado su intención de reducir su plantilla global con 11.000 salidas en sus filiales de todo el mundo. Sin embargo, los sindicatos españoles habían obtenido garantías de que esos recortes (al menos esos en concreto) no afectarían a Vodafone España, y que se van a concentrar en Reino Unido, Italia, Alemania, la India, Egipto y Hungría.
Los sindicatos de la filial española advierten de que la prioridad es negociar un nuevo convenio colectivo o prorrogar otra vez el actual, cuya ampliación expira el próximo 31 de diciembre. Pero ahora se encuentran con la dificultad de negociar nada dado que la dirección actual de Vodafone España sólo lo va a ser durante unos meses, a la espera de que se cierre la venta a Zegona en el primer trimestre de 2024, y que la nueva dirección de Zegona no tomará los mandos hasta entonces.
Orange-MM, sin salidas… de momento
La esperadísima fusión de Orange España y MásMóvil está a la espera de la aprobación de Bruselas y de conocer qué condiciones (remedies) impone para dar el ok, obligando a las compañías a desprenderse de algunos activos. Las empresas dan por hecho que el visto bueno de la Comisión Europea llegará antes de que termine el año y poder cerrar la operación en el primer trimestre de 2024. Mientras tanto, Zegona aprovecha para lanzar el mensaje de que si la unión Orange-MásMóvil descarrila porque las condiciones son muy duras, Vodafone España estaría dispuesta a retomar la negociación de una fusión con MásMóvil también.
De momento, la operación que se da por hecho es la que ya está pactada y la que se estudia en Bruselas. Y desde Orange se insiste en que actualmente en ese acuerdo de unión con MásMóvil no se contempla ningún ajuste laboral y que las sinergias de 450 millones de euros anuales esperadas a partir del tercer año tras la fusión se producen sólo por las economías de escala y el plan industrial.
Sin embargo fuentes del sector y sindicales dan por hecho que tras la unión Orange-MásMóvil a medio plazo se producirá un recorte de plantilla para reorganizar las operaciones. Y fuentes internas de las propias compañías implicadas reconocen que el grupo fusionado tendrá potestad para desarrollar su propia estrategia y a aplicar la reorganización que considere en el futuro, incluido posibles recortes laborales.
“Es normal que en un acuerdo de fusión no se incluyan explícitamente posibles ajustes de plantilla. Pero una vez cerrada la operación, no se puede negar que habrá equipos que sobren y que la compañía tendrá capacidad para decidir qué hacer”, admiten fuentes sindicales. “Probablemente no haya salidas a corto plazo, pero en función de cuáles sean los remedies que imponga Bruselas las necesidades de ajustar el empleo serán unas u otras”.
Plan de bajas en Telefónica
Telefónica prepara un nuevo plan de bajas incentivadas para reducir plantilla en España. La compañía pretende comunicar formalmente a los sindicatos la próxima semana la puesta en marcha de un programa de salidas voluntarias para un máximo de 5.000 trabajadores (aunque con la previsión de que salgan entre 2.500 y 3.000 empleados). Un nuevo ajuste que se suma a los tres programas previos de salidas ejecutados desde 2016 en el grupo y que formará parte del nuevo plan estratégico del grupo 2023-2026, que se presenta el próximo 8 de noviembre.
Y un nuevo ajuste laboral en Telefónica que llega en plena sacudida accionarial tras la irrupción de Arabia Saudí en su capital (con el objetivo de ser primer accionista con un 9,9%) y cuando el Gobierno se mueve para rearmar un nuevo núcleo duro de socios españoles, con el holding público Sepi como caballero blanco, para que sirva de contrapeso al nuevo accionista saudí. Telefónica no ha confirmado oficialmente que vaya a activar el nuevo programa de bajas voluntarias ni los detalles del mismo, pero dentro y fuera de la compañía se da por descontado.
Los sindicatos de Telefónica España -aún a la espera de que les convoque para informarles la dirección del grupo- reclaman que se dé prioridad a la negociación de un nuevo convenio colectivo que esté vigente los mismos tres años para el que está diseñado el nuevo plan estratégico del grupo, entre 2024 y 2026, para garantizar las condiciones laborales de la plantilla a medio plazo. En caso de que se aplique un nuevo plan de bajas, las organizaciones sindicales exigen que todas las salidas sean voluntarias.
Telefónica ha aplicado tres planes de suspensión individual de la relación laboral (PSI) desde 2016, con los que ha recortado la plantilla en unos 11.900 empleados en España con un coste para el grupo de unos 6.800 millones de euros por los pagos para facilitar las salidas (pagando hasta los 65 años de los trabajadores que salen hasta un 68% del salario, la cotización a la Seguridad Social y también el seguro médico y las aportaciones al plan de pensiones).
En los ajustes laborales previos ha primado la edad del trabajador como criterio fundamental para ofrecer la salida incentivada, en esta ocasión el objetivo de la compañía es que el motivo central de las bajas se focalice en actividades que se van a ir automatizando o que se van a extinguir en los próximos años, como la clausura definitiva de la antigua red de cobre prevista para el próximo abril.