La ‘megaborrasca’ Ciarán ha tocado tierra con vientos de 160 kilómetros por hora, dejando decenas de miles de damnificados en regiones como Cornualles (Inglaterra) y Bretaña (Francia), y millones de afectados en el resto de Europa. En España, el Cantábrico se ha llevado la peor parte con avisos rojos en Galicia, País Vasco y Cantabria. Las ráfagas huracanadas han hecho su aparición en Muras (Lugo) con 165 km/h, y más de 150 km/h en La Pinilla (Segovia) o Estaca de Bares (A Coruña) según informa la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
El viernes supondrá un alivio meteorológico, tanto de la lluvia como de las fuertes ráfagas de viento, aunque persistirá el temporal marítimo. Será un respiro breve, ya que Aemet advierte que una nueva borrasca, Domingos, seguirá la ruta de Ciarán a partir del sábado. Se trata prácticamente de una ‘gemela’, que también experimentará un rápido proceso de profundización y ciclogénesis. Se espera de nuevo condiciones adversas, con vientos que superen los 100 km/h en España.
«Otro factor que puede resultar similar e incluso potencialmente más adverso son las precipitaciones», señala por su parte Víctor González, meteorólogo de Meteored. «Volverán a acumularse cantidades que pueden exceder los 50 l/m2; en 12 horas en zonas de montaña del oeste peninsular, con el agravante de que se fundirá buena parte de la nieve precipitada tras el paso de Ciarán, lo que podría provocar un aumento notable del caudal de los ríos del noroeste peninsular«.
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⚠️ Actualizamos nuestro aviso especial por temporal de viento, mala mar y lluvias.
👉 La #BorrascaCiarán todavía nos afectará durante la tarde/noche del jueves y el viernes.
👉 El sábado llega la #BorrascaDomingos, con efectos similares.
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«No es normal que haya tantas borrascas en el Atlántico Norte con ciclogénesis explosiva a finales de octubre y primeros de noviembre», confirma por su parte a EL ESPAÑOL Francisco Martín León, también meteorólogo de Meteored. Según el experto, esta situación se corresponde «más bien con los meses fríos, de finales de noviembre hasta enero y a veces febrero». Es «una situación rara», subraya, y fruto de las «circunstancias especiales» que se están registrando este año.
Como primer factor y «clave de todo», Martín León señala al chorro polar -la ondulación de la corriente que domina el hemisferio norte, y que atraviesa en estos momentos la Península Ibérica- «que ‘dispara’ la energía suministrada a las bajas que se forman en el Atlántico». Cuando estas bajas presiones se desplazan bajo del chorro polar, experimentan un proceso de profundización muy rápida, la mencionada ciclogénesis explosiva. «Es lo que pasó con Ciarán y pasará con su ‘hermana'».
Este fenómeno, mediante el que se cargan de la energía que terminará provocando las ráfagas huracanadas, es fruto del contraste del aire frío y el agua cálida del océano Atlántico Norte. «El sustrato que encuentran este año es especial. Tenemos anomalías de temperaturas todavía muy altas desde el verano. Eso hace que las borrascas en capas bajas se ‘dopen’ con mucho vapor de agua y calor almacenado«, explica Martín León.
Las ‘superborrascas’, por tanto, responden a una suma de factores: un mar más cálido que potencia los efectos extremos; un chorro muy intenso en niveles altos, «de 300 kilómetros por hora a 9 km de altura»; y la aparición de una borrasca gérmen. Y el Atlántico no es el único frente a vigilar. «En el Mediterráneo las aguas también se mantienen relativamente cálidas. Es como un bidón de gasolina abierto. Mientras no se le eche una cerilla, no pasa nada; pero si llega una DANA, las temperaturas elevadas del agua del mar la ‘doparán'».
¿Qué ocurrirá este invierno?
Ciarán deja récords puntuales de viento en España y en Francia, pero no es la borrasca más intensa que hemos sufrido en los últimos años, matiza el meteorólogo. «En 1999 tuvimos a Lothar y a Martin que alcanzó los 200 km/h. ¡Cuidado con esa!». Martín León remite a un estudio realizado por la agencia meteorológica francesa, Météo France, que no ha encontrado indicios de una tendencia al agravamiento de estos fenómenos por el cambio climático antropogénico, como sí se ha observado en el caso de las olas de calor.
Lo que sí ha previsto Météo France es que las borrascas se desplacen más al norte y dejen más lluvia que nieve. A corto plazo, sin embargo, es difícil prever si alterarán el pronóstico para España de un invierno cálido y húmedo. Las variables se acumulan: «Tenemos un mundo cada vez más cálido, una temperatura de agua del mar cada vez mayor, un ‘súper Niño‘… lo bueno es que la ciencia nos está ayudando. A diferencia de con Lothar y Martin, sabíamos que estas borrascas nos iban a afectar con cinco o seis días de antelación», valora Martín León.
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