El obispo auxiliar de Toledo, Francisco César García Magán (i) y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella (c). EP
El Papa Francisco ha tomado una medida extraordinaria al convocar a la Conferencia Episcopal Española (CEE) para una reunión en el Vaticano, prevista para el próximo 28 de noviembre. Si bien en principio se ha planteado como una reunión para abordar la inspección de los seminarios en España, esta decisión se produce en un contexto marcado por la investigación sobre los abusos a menores en la Iglesia católica española por parte del Defensor del Pueblo.
La convocatoria de la CEE se da poco después de que el Defensor del Pueblo hiciera públicas las conclusiones de su investigación, que arrojó que aproximadamente el 1,13% de la población española ha sufrido abusos en la infancia en el ámbito religioso, lo que equivale a unas 440.000 personas. Estos datos han causado conmoción en la sociedad y han aumentado la presión sobre la Iglesia católica en España.
Además, la CEE debe tomar decisiones cruciales en su Asamblea Plenaria que se llevará a cabo la semana anterior a la reunión en el Vaticano (del 20 al 24 de noviembre), en particular, en relación al informe encargado por los propios obispos sobre los abusos a cargo del bufete de abogados Cremades & Calvo-Sotelo. La Santa Sede ha seguido de cerca los acontecimientos en España, aunque no ha emitido declaraciones oficiales sobre el asunto.
Resulta sorprendente que la Conferencia Episcopal al completo, compuesta por cerca de 80 obispos en activo, sea citada a Roma en una medida que rara vez se ha visto. Especialmente notable dado que la cúpula de los prelados ya tuvo una visita ad limina (visita que todos los obispos católicos deben hacer, cada cinco años, a Roma) en enero de 2022, un encuentro que se repite cada cinco años para encontrarse con el Papa. La próxima visita de este tipo no estaba programada hasta 2027.
La última vez que el Papa Francisco tomó una medida similar fue en 2018, cuando convocó a los obispos chilenos tras el escándalo de abusos y encubrimientos en la Iglesia, lo que llevó a la dimisión de toda la cúpula eclesiástica en Chile.
Aunque la presencia del Papa en la reunión no está confirmada, dada la magnitud de la cita, es probable que el Pontífice participe en la discusión. El motivo principal de la reunión debería ser el estado de los 45 seminarios en los que se forman los futuros sacerdotes de España. Se espera que esta reunión aborde las preocupaciones sobre la disminución en el número de seminaristas en España en la última década, y se basará en las recomendaciones de dos obispos enviados por el Papa para inspeccionar los seminarios. Los resultados de esta inspección se describen como «problemáticos», lo que sugiere un ambiente desafiante para los prelados en Roma.