Carlota Casiraghi ha estado esta semana en Sevilla para recibir el premio de Vanity Fair a personaje del año. La hija de Carolina de Mónaco es una de las más elegantes del viejo continente, y sus estilismos, siempre de Chanel, de los más comentados. Además de su evidente pero no obvia belleza, la nieta de Grace Kelly tiene ese je ne sais quoi que hace que todo lo que se ponga se convierta en un éxito.

El vestido de Carola Casirgahi en la pasarela de Chanel, de la temporada ‘prêt-à-porter’ de otoño-invierno 2023.- CHANEL

La pregunta es, ¿puede compararse con su abuela? Esa diva de Hollywood que arrasó en el Principado y lo convirtió en la definición de lujo y estilo. Grace Kelly sigue siendo, cuarenta y un años después de su muerte, un icono que se emula una y otra vez.

La dupla de éxito: Chanel y Carlota

El vestido de Chanel que Carlota Casiraghi lució en Sevilla, un sencillo diseño negro con una parte superior cubierta de flores en tres dimensiones, estaba hecho especialmente para ella. Formaba parte de la temporada prêt-à-porter de Chanel, y estaba formado por una base de seda negra y un cuerpo bordado con la espalda al aire. En la pasarela se vio la propuesta con cinturón, pelo suelto, medias blancas y botines, pero Carlota Casiraghi se lo puso sin más artificio que unos anillos, el pelo recogido y mary janes negros, en plena tendencia.

Además, el de Carlota era más ponible que el de pasarela. El cuerpo floreado se posaba sobre la tela negra cubriendo los laterales del cuerpo. En la versión original la parte superior actuaba más como un peto, con los costados totalmente al descubierto.

No es de extrañar que Carlota escogiera un look de Chanel en ningún caso. Pero en este menos aún, ya que el galardón otorgado por la revista Vanity Fair reconoce su influencia global como Embajadora y Portavoz de la Casa Chanel. Su colaboración es lo que mencionaba recientemente Caprile como una de las que ocurría de manera natural y no a golpe de talonario, aunque la conexión con la maison es ya una cuestión generacional.

Dos visiones de la belleza occidental

No se puede negar que Grace Kelly y Carlota Casiraghi son, al menos a primera vista, bellezas opuestas. La diva de Hollywood tenía el rostro redondeado, con rasgos delicados, piel de porcelana y aterciopelada por los polvos de maquillaje, ojos azules y pelo rubio. Su imagen correspondía al ideal de los años 50 en la meca del cine, una visión alejada de la realidad de Europa, donde siempre se ha llevado más la naturalidad.

Grace de Mónaco con su hija, la princesa Carolina, en la portada de ¡HOLA! en 1969
Grace de Mónaco con su hija, la princesa Carolina, en la portada de ¡Hola! en 1969.- ¡HOLA!

Por tanto, Carolina de Mónaco, una niña guapísima y que sin embargo no se parecía en nada a su madre, cumplía con los estándares de belleza de la Europa del Mediterráneo. Concretamente, esa dejadez perfectamente cuidada de las chicas francesas. Carlota hereda esos pómulos marcados, esos labios gruesos y cejas pobladas, ese pelo castaño y voluminoso pero a menudo despeinado. Todo ello dando lugar a una mujer espectacular, elegante y estilosa, pero a la vez natural y de aspecto menos sofisticado.

Por eso los titulares que comparan a Grace de Mónaco con su nieta parecen estar comparando a Audrey Hepburn con Marilyn Monroe. Dos grandes mujeres que no tenían absolutamente nada en común más que la época. Porque más allá del aspecto de cada una, entre la princesa trágicamente fallecida en un accidente de coche y Carlota hay también dos educaciones diferentes, y cada una ha vivido en un siglo diferente.

Dior vs Chanel

Y mientras Carlota y su madre, Carolina, siempre apuestan por Chanel, muchos olvidan que no era esa maison la que se asociaba a su abuela. El New Look de Christian Dior, que revolucionó la moda, era la mejor representación de la imagen que lucía en La ventana indiscreta. El diseñador francés firmó además los estilismos que llevó la princesa en el baile de compromiso y su primer retrato oficial tras la boda con Raniero.

Coco Chanel y Christian Dior eran grandes competidores en el París de los años 40. Y sorprendentemente, el traje de tweed que tanto caracteriza a Chanel y que Carlota Casiraghi suele lucir con tanta frecuencia, es la antítesis del new look. Por lo tanto, ¿cómo puede ser Carlota Casiraghi la heredera de su abuela si representa conceptos opuestos tanto en belleza como en estilo de vestir?

El inigualable pero siempre imitado estilo

Aunque Carlota Casiraghi no tenga un estilo en absoluto parecido al que lucía su abuela Grace, otras estrellas internacionales sí han querido ponerse en la piel de la mítica princesa. Desde Nicole Kidman interpretando su vida en Palacio en Grace of Monaco, dirigida por el francés Olivier Dahan, hasta más recientemente Elle Fanning para Cartier.

Es sobre todo su traje de novia el que más veces se repite. Recientemente Michelle Salas, la hija de Luis Miguel, lo lució para su boda con Danilo Díaz Granados en Italia. Previamente también la sobrina de Diana de Gales, Lady Kitty Spencer o la propia Kate Middleton.