Miguel Rodrigo y su padre son dos de los irreductibles zaragocistas que acompañan al equipo a donde haga falta y contra viento y marea. Por supuesto, también se desplazaron hasta Onteniente, lugar en el que el Real Zaragoza debía firmar el acceso a la siguiente ronda de la Copa del Rey. Su enésima aventura había comenzado a las 10.45 horas, cuando salieron de la capital aragonesa junto a otros amigos rumbo a Valencia, donde pararon a comer. “La verdad es que cuando hemos aparcado, justo al lado de un parque, hacía bastante aire”, expone el aficionado, de 23 años, y natural de Pinseque.
Nada hacía presagiar entonces una suspensión que comenzó a tomar algo de forma cuando, ya en la localidad castellonense, Miguel y los suyos se dirigieron al campo a comprar las entradas, “Estaba la puerta abierta y hemos pedido permiso para hacernos unas fotos en el césped y nos hemos dado cuenta de que una de las torres de iluminación se movía mucho”, explica Miguel, que al principio consideró algo exagerada la advertencia de un Policía Local. “Nos ha dicho que el partido podía suspenderse por ese movimiento de la torre y por el peligro de que las vallas antiguas que rodean el campo pudieran soltarse y hacer daño a alguien”.
Pero la confirmación del aplazamiento no llegó hasta poco después, cuando el grupo de aficionados se dirigieron al hotel de concentración del Real Zaragoza. “El delegado, Alberto Belsué, le estaba diciendo a Raúl Sanllehí (director general) y Juan Carlos Cordero (director deportivo) que el partido se había suspendido y el propio Belsué nos lo ha confirmado después a nosotros”, relata Miguel, que, tras la noticia, se apresuró a preguntar acerca de las opciones de que el encuentro se jugara el viernes “para hacer noche”. Pero la respuesta fue tajante. “Al parecer, el Zaragoza lo había propuesto, pero el Atzeneta se había negado porque no podía”.
Así que tocaba replegar. “Por suerte, hemos podido cancelar el hotel por tres minutos”, celebra. Y, de nuevo, carretera y manta. “Es una faena y estamos fastidiados porque vienes con toda la ilusión y te vas con una mano delante y otra detrás”, asegura. Zaragocismo a prueba de todo. “Esta temporada hemos viajado a todos sitios menos a Tenerife. Somos de los que nos desplazamos siempre que podemos”. Esta vez, Miguel había tenido que pedir “dos días de fiesta” en el trabajo. “El dinero de las entradas lo doy por perdido y también está lo gastado en combustible de ida y vuelta, aunque sería un detalle que el club nos facilitara algo a los que hemos viajado. Pero no espero la devolución de nada, y, si podemos, volveremos cuando se sepa cuándo se juega”, asevera.