Si hay una familia polémica es el panorama de las estrellas internacionales es la de las Kardashian. Un klan de mujeres con más poder del que muchos se imaginan y que llevan una década contando su vida en falso directo en televisión. Kim (43) es la más conocida por sus escándalos, sus selfies y sus negocios, pero también por sus historias de amor.
Le sigue Kylie Jenner (26) con su empresa millonaria de maquillaje. Kendall Jenner (27) como una de las modelos mejor pagadas de la industria de la moda. Khloé Kardashian (39) con las incesantes polémicas sobre la infidelidad de sus parejas. Kris Jenner, la matriarca de 67 años, considerada como el cerebro maquiavélico a quien responsabilizan de su éxito. Y la nota discordante, la que nunca quiere seguir la línea que marcan sus hermanas, Kourtney Kardashian (44), que está a punto de ser madre de su cuarto hijo.
Kris Jenner tuvo también un hijo, Rob Kardashian (36), pero hace años que se apartó de la máquina de la telerrealidad y vive en el anonimato con la férrea protección de la familia.
La belleza como fundamento de un imperio
Uno de los rasgos más reconocibles de la familia Kardashian es su figura. En una época en la que la belleza normativa implicaba un cuerpo recto y delgado, véase Paris Hilton o Kate Moss, llegó Kim con sus curvas despampanantes. La opinión pública asegura que su dèrriere y su pecho son artificiales, a pesar de que ellas niegan una y otra vez el haber pasado por quirófano. Justifican las visibles diferencias que se aprecian en imágenes del antes y el después a ejercicio, dietas y maquillaje.
Kim Kardashian nunca ha tenido problema en expresar que su cuerpo es como «un Bentley al que no le pondrías una pegatina». Es decir, sagrado cuando tu Dios es el dinero y el capitalismo. Ella misma piensa que su aspecto es uno de los grandes responsables de su fama. Y cuando empezó a ser conocida, sus hermanas fueron poco a poco cambiando su estética para que se pareciera más y más a la de la más exitosa del klan. Sobre todo Khloé y Kylie, más jóvenes que ella.
Kourtney Kardashian ha sido, en cambio, la que más se ha resistido a este cambio. Habló abiertamente de cómo se había operado el pecho con 22 años, mucho antes de que alcanzaran la fama, y en 2011 incluso admitió arrepentirse de haberlo hecho. No solo eso, sino que veladamente siempre ha criticado la atención que ponen sus hermanas por su aspecto y por las posesiones materiales. Véase aquella frase de «Kim, hay gente muriéndose [en el mundo]» cuando su hermana perdió un pendiente de diamante en el Océano.
Naturalidad vs artificios
La filosofía más establecida en la vida de la mayor de las Kardashian ha sido, en los último años, la naturalidad. Aunque puede cuestionarse cómo interpreta ella este término en comparación con el resto del mundo, la diferencia con sus hermanas es notable.
Estas opiniones y forma de vivir diferente se aprecia también en su alimentación, su ética de autocuidado y su manera de enfocar la maternidad. Mientras Kim y Khloé apostaron por un vientre de alquiler para tener a sus hijos pequeños, Kourtney nunca ha querido dar ese paso.
Después de meses probando la fecundación in vitro sin éxito para ser madre junto a su nuevo marido, Travis Barker, se abandonaron a métodos naturales. Y a día de hoy la mayor de las Kardashian ya ha salido de cuentas y aguarda la llegada de su cuarto hijo, el primero con el batería de Blink-182. Un esperadísimo niño que se llamará Rocky.
Incomodada por Tristan Thompson
A Kourtney y a su hija Penelope no les gusta Tristan Thompson, expareja de Khloé Kardashian y padre de sus dos hijos. Y lo ha dejado claro, tanto a su familia como al público del mundo entero, en el último episodio de Las Kardashian.
«Creo que [Penelope] lo saca de mí. Le dije el primer día de colegio que él me despertaba sentimientos negativos… sé por qué, pero siento que todos lo pasamos por alto y estamos bien, pero yo simplemente no lo puedo hacer más», ha asegurado Kourtney con la bruta honestidad que le caracteriza.
Tristan y Khloé son los protagonistas de la historia más telenovelesca del programa. Empezaron a salir en agosto de 2016, cuando el deportista esperaba su primer hijo de otra mujer. Dos años después llegó al mundo True, la primera hija en común de la pareja. Lo que podría haber sido una preciosa historia de amor se vio marcada por el escándalo: el día antes del parto de Khloé aparecieron unas fotografías de Thompson siéndole infiel.
No fue la última vez. En diciembre de 2021, cuando la pareja había retomado su relación gracias al perdón de Khloé, el mundo entero conoció que Tristan Thompson había tenido un hijo con otra mujer. Poco después se descubrió que, mientras el deportista intentaba esconder que estaba a punto de ser padre de este último bebé, iba a tener otro más.
Después de haberlo hablado con Khloé, había empezado un proceso de fecundación en un vientre de alquiler y el embrión se había implantado con éxito. En agosto del pasado año nació Tatum, el segundo hijo de Tristan con la empresaria, y para sorpresa del mundo entero estaban viviendo juntos.
Supuestamente, no han retomado su relación pero es cierto que Tristan aparece una y otra vez en el reality y parece muy integrado en la familia pese a sus constantes traiciones. Mientras tanto, Scott Disick, padre de los hijos de Kourtney Kardashian, considera que él ha sido apartado.
Peleas a golpes
A pesar de que originalmente Kourtney y Khloé parecían tener una conexión especial y dejar a Kim por libre, últimamente las tornas han cambiado. Ahora es la mayor de las hermanas quien parece tener siempre una opinión diferente a la de las dos menores y quien se enfrenta una y otra vez a los demás.
Este año han discutido porque, a ojos de Kourtney, Kim estaba copiando la idea de su boda italiana estilo dolce vita para una colaboración con Dolce & Gabanna. Una pelea que ha quedado en anécdota si se tienen en cuenta otros enfrentamientos.
En temporadas pasadas, Kim y Kourtney acabaron a golpes (literalmente) por una discusión familiar que muchos hubieran considerado menor. La primera considera que el trabajo es lo más importante y la segunda piensa que sus hijos son su trabajo y que esa es su primera prioridad. Y ante la atónita mirada de Khloé soltaron puñetazos y patadas como si fueran adolescentes. Y la vida siguió como si nada.