Félix Bolaños en Barcelona y Santos Cerdán en Bruselas. Cuando el PSOE pactó hace poco menos de cuatro años la abstención de ERC para elegir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, la negociación tuvo como epicentro el Congreso de los Diputados. Se trataba de un espacio neutral, adecuado a la materia en cuestión: las conversaciones eran en teoría entre los grupos parlamentarios, y la investidura, como todas, se iba a votar en la Cámara baja. Pero en esta ocasión, tras las elecciones generales del pasado 23 de julio, todo es mucho más complicado. Los socialistas necesitan el voto afirmativo de los republicanos. En un más difícil todavía, también el de Junts per Catalunya, un partido menos proclive al pacto. Necesitan otra escenificación. Así que Bolaños, ministro de la Presidencia en funciones, se trasladó a la capital catalana. Cerdán, secretario de Organización del PSOE, a la belga, donde se encuentra Carles Puigdemont, el dirigente del que depende la investidura de Sánchez.
Todo estaba diseñado para cerrar este jueves los acuerdos con los republicanos y los posconvergentes. Pero los socialistas no cumplieron sus objetivos. De momento. Bolaños y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, sellaron un amplio entendimiento, que abarca la ley de amnistía (incluyendo las causas abiertas a los CDR, el Tsunami Democràtic y los policías procesados por lesiones durante las cargas del referéndum del 1-O), la reedición de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat, el traspaso de Rodalies y la condonación parcial de la deuda de Cataluña, como avanzó EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. Con Puigdemont, en cambio, la negociación se complicó en el último momento.
A primera hora de la mañana, el PSOE confiaba en escenificar el pacto con Junts. Cerdán había vuelto a Bruselas, donde se reunió el pasado lunes con el expresident de la Generalitat, y tenía previsto, según fuentes al tanto de las conversaciones, firmar allí el acuerdo con Jordi Turull, secretario general de los posconvergentes, y después comparecer para dar cuenta de lo pactado. La escenografía no deja de tener un componente excéntrico: un acuerdo para la gobernabilidad de España anunciado desde la capital belga, a la que Puigdemont se trasladó huyendo de los tribunales.
¿Qué ocurrió para que el plan se fuera al traste? Según las mismas fuentes, socialistas y posconvergentes ya tienen prácticamente todo cerrado. El mediador, que también aparece en el acuerdo con ERC, a falta de conocer si será una figura internacional, algo a lo que el PSOE se ha opuesto durante estos meses. El reconocimiento del estatus de Cataluña. Las líneas generales de la ley amnistía, incluido el preámbulo, trascendental para la interpretación y ejecución de la norma. Pero falta un detalle “menor”, explicaron los socialistas, un escollo que ni unos ni otros concretaron. Y la negociación se quedó estancada.
El escenario temporal
Pero solo hasta este viernes, esperan los socialistas. Puigdemont, sobre el que gira casi exclusivamente la decisión última de Junts, tiene fama de líder “imprevisible”, reconocen los colaboradores de Sánchez. Al mismo tiempo, confían en que el pacto se haga realidad en Bruselas de forma inminente. También Junts contempla este optimista escenario. “Nos hemos dado unas horas de común acuerdo, para luego seguir hablando”, explicaron en la dirección del PSOE a última hora de la tarde. “Esperamos que pronto se culmine este acuerdo”, dijo Bolaños durante su comparecencia en Barcelona junto al líder del PSC, Salvador Illa.
Todavía falta por cerrar también los pactos con Bildu, el PNV, el BNG y quizá Coalición Canaria, pero aquí el equipo del presidente en funciones no anticipa grandes problemas. La piedra de toque de toda la negociación siempre ha girado en torno a Puigdemont, cuyo historial de entendimientos con el PSOE es prácticamente nulo.
Los socialistas, que durante los últimos meses han equiparado el giro que tiene que hacer Junts, pasando de la confrontación permanente al acuerdo, con el de un “trasatlántico”, consideran que ya se ha llegado al punto de “no retorno”. Con cautela, apuestan porque habrá acuerdo, a poder ser este viernes. Si se cumple este pronóstico, registrarán entonces la ley de amnistía en el Congreso de los Diputados y anunciarán la fecha de la investidura. El debate en la Cámara baja se espera para el 8 y 9 de noviembre, miércoles y jueves de la semana que viene, y Sánchez sería reelegido en primera votación, gracias a la holgada mayoría absoluta que le proporcionan los votos del PSOE, Sumar y el soberanismo catalán, vasco y gallego.
El entendimiento con Junqueras
Mientras tanto, el PSOE ya cuenta con el apoyo de ERC, un partido que hasta hace unos días aseguraba que el pacto seguía “lejos”. Pero el martes por la noche se acordó la ley de amnistía. Este jueves llegó todo lo demás. El traspaso de Rodalies, que se hará realidad a través de una empresa mixta entre el Estado y la Generalitat, aunque el montante económico solo se detalla parcialmente. La nueva mesa de diálogo, en la que los dirigentes de Junts también podrían participar, ya que la condición de miembro del Ejecutivo central y el Govern no es indispensable. El mediador que vigile el desarrollo y cumplimiento de lo negociado, que será según el documento firmado por el PSOE y ERC “una persona de reconocido prestigio”. La condonación del 20% de lo que adeuda Cataluña (que también se hará extensible al resto de autonomías) por haberse acogido al Fondo de Liquidez Autonómica: 15.000 millones de euros y un ahorro de unos 1.300 millones en intereses.
El siguiente paso serían los Presupuestos Generales del Estado, a los que el acuerdo de socialistas y republicanos aluden al subrayar la “voluntad de aprobar los principales hitos legislativos” del nuevo mandato. “La continuidad de la legislatura dependerá de que se cumplan los acuerdos”, dijo Junqueras durante su comparecencia. Los republicanos someterán este viernes el entendimiento a la votación de sus militantes. Junts también tiene previsto llevar a cabo una consulta similar, pero para llegar a ella todavía falta la condición previa, de la que depende todo: que Puigdemont selle el pacto.