En su cuarto viaje a Israel desde que el país inició la operación militar en Gaza en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, va a urgir este viernes al gobierno de Binyamín Netanyahu a acordar “una serie de breves ceses” de esas operaciones militares en Gaza para permitir la liberación de rehenes y la distribución de ayuda humanitaria, según han revelado fuentes de la administración de Joe Biden a ‘The New York Times’.
Las pausas serían, según esas fuentes, limitadas en duración y en sus localizaciones. Tendrían el doble propósito de ayudar en la liberación de rehenes y en crear una vía para la entrega y distribución de ayuda a los habitantes de la Franja. La preocupación de los estadounidenses es asegurar que los camiones con ayuda no se ven en riesgo por bombardeos o por combate sobre el terreno y que los palestinos se sienten seguros de salir de sus casas para recoger agua o alimentos.
Esa apuesta por las pausas humanitarias lleva ya más de una semana apareciendo en el discurso del gobierno estadounidense. Es la idea que Washington plasmó en la resolución que la semana pasada intentó sin éxito que se aprobara en el Consejo de Seguridad de la ONU. Y la idea la apoyó pública y personalmente por primera vez Biden el miércoles, que tras ser interrumpido en un acto electoral en Mineápolis por una rabino que le instó a pedir un alto el fuego respondió: “creo que necesitamos una pausa”. El gobierno de Netanyahu no ha respondido a esas declaraciones.
Biden en sus palabras vinculó la potencial pausa a la “liberación de prisioneros”, en referencia a los más de 200 rehenes que mantiene Hamás. Y se atribuyó también haber logrado ya que el 20 de octubre que Netanyahu detuviera los bombardeos para asegurar la liberación de dos estadounidenses, así como haber negociado con Abdelfatá el Sisi e Israel la apertura del paso de Rafah para la entrada de ayuda humanitaria y la salida de extranjeros y heridos. Según confirmó Biden este jueves, ya han abandonado Gaza por ese paso 74 ciudadanos estadounidenses o de doble nacionalidad.
La postura fundamental de Washington, que afirma su alianza “inquebrantable” con Israel, le da apoyo político, económico y militar e insiste en que tiene “el derecho y el deber de defenderse”, no ha cambiado. Biden y su gobierno siguen sin pedir un alto el fuego, que aseguran que ayudaría a Hamás. La semana pasada EEUU votó en la Asamblea General de la ONU contra una resolución que se aprobó y pide una “tregua humanitaria inmediata, duradera y sostenida”.
Aumento de presión
Crece, no obstante, la presión tanto internacional como a nivel nacional sobre Biden conforme se agudiza la crisis humanitaria en una Gaza asediada donde se agotan alimentos, agua, medicinas y combustible y conforme escala la denuncia de las víctimas inocentes de la operación israelí, que según las cifras del ministerio de salud de la Franja (que Biden cuestiona pero son reconocidas globalmente como fiables) ha dejado ya más de 9.000 víctimas mortales, incluyendo más de un centenar en el reciente bombardeo en el campo de refugiados de Yabalia.
Justo antes de embarcar en el avión que le llevará a Israel, Blinken ha asegurado que en su agenda de conversaciones con el gobierno de Netanyahu incluirá también la discusión sobre “pasos concretos que se pueden dar para minimizar el daño a civiles”, aunque no ha querido ofrecer más detalles.