Inicio International Mohamed VI, mudo ante la condena de los líderes árabes al «genocidio»...

Mohamed VI, mudo ante la condena de los líderes árabes al «genocidio» de Gaza

44
0

Con más de 8.000 palestinos muertos, la campaña de bombardeos israelíes sobre Gaza va camino de cumplir un mes. Un tiempo en el que Mohamed VI ha abrazado el más denso de los silencios. Mientras otros líderes árabes censuraban el “genocidio” y exigían el alto el fuego, el rey de Marruecos ha guardado silencio, atrapado entre las protestas en solidaridad con Palestina de sus súbditos y sus privilegiadas relaciones con Israel.

“La normalización con Israel le ha colocado en una posición incómoda, sobre todo porque Estados Unidos ha dado marcha atrás en su reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental”, señala a El Independiente Aboubakr Jamai, periodista y analista marroquí exiliado desde 2007. “¿Y sobre qué tema no está mudo el rey?”, se pregunta con la cercanía temporal de la polémica gestión del terremoto que en septiembre se cobró más de 3.000 víctimas mortales y dejó al desnudo a unas autoridades paralizadas ante la ausencia del monarca, que reside la mayor parte del año en el extranjero.

Equilibrismo imposible

Desde el 7 de octubre el majzén, el círculo real, ha tratado de ejercitar un equilibrismo imposible. Los partidos oficialistas denunciaron las represalias de Israel y atribuyeron el ataque de Hamás al «gobierno extremista» de Benjamin Netanyahu. Los islamistas marroquíes, cómodamente instalados en el establishment, celebraron el “acto heroico” de Hamás. “Resistir a la ocupación, en todas sus formas, es un derecho legítimo garantizado por las leyes divinas y los convenios internacionales, y que el verdadero terrorismo es el practicado sin cesar por la ocupación racista sionista a la vista del mundo y con el apoyo de los principales potestades”, señaló en un comunicado la Justicia y el Desarrollo.

En mitad de las piruetas de las formaciones políticas que respaldan la monarquía, Mohamed VI ha permanecido callado. Hace una semana Mohamed VI ordenó el envío de «ayuda humanitaria urgente a la población palestina». En un comunicado, el ministerio de Exteriores marroquí -que acusó a Israel de perpetrar el ataque al hospital Al Ahli de Gaza cuya autoría ha suscitado versiones opuestas- informó del envío de «grandes cantidades de productos alimentarios, suministros médicos y agua» que debían acceder a la Franja de Gaza en las entradas puntuales negociadas por Egipto e Israel.

Permanecer mudo forma parte de su naturaleza personal

Una ayuda que las autoridades jalearon como el “firme compromiso” del monarca, autoproclamado «presidente del Comité Al Quds», “en favor de la causa palestina” a pesar de que el monarca no ha hablado en público del asunto y la cada vez mayor presión social, exhibida en manifestaciones a favor de Palestina en varias ciudades del reino. El 17 de octubre decenas de miles de personas tomaron las calles de Rabat a protestar contra la normalización de las relaciones del país magrebí con Israel y condenar los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza.

El silencio intencionado de Mohamed VI resulta más notorio si se compara con las declaraciones de otros líderes del mundo árabe. En un declaración conjunta, la Liga Árabe y la Unión Africana alertó “del genocidio de proporciones sin precedentes» si se producía la invasión terrestre israelí, en curso desde el pasado sábado. Uno de los más claros en la denuncia ha sido Abdalá II de Jordania, denunció que “el desplazamiento forzoso o interno de palestinos sería un crimen de guerra”. “Se trata de un crimen de guerra según el derecho internacional, y una línea roja para todos nosotros”, manifestó. Consideró, además, que “los dirigentes israelíes deben darse cuenta de una vez por todas de que un Estado no puede prosperar si se construye sobre unos cimientos de injusticia”:

Acuerdos de Abraham

En 2020 Marruecos normalizó lazos con Israel en los conocidos como Acuerdos de Abraham que también firmaron Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán con la mediación de la administración estadounidense de Donald Trump. Desde entonces las autoridades marroquíes se ha convertido en un estrecho aliado de Israel entre los países árabes, con la participación del ejército magrebí en ejercicios militares israelíes o las visitas recíprocas de delegaciones de funcionarios de ambos países.

“La estrategia consiste en mantener las ganancias de ser el mejor aliado de Occidente evitando en lo posible los costes de ir claramente en contra de la voluntad de la calle”, explica a este diario el defensor de derechos humanos marroquí Fouad Abdelmoumni. “Permanecer mudo forma parte de su naturaleza personal, y permite maximizar las ganancias potenciales y minimizar las posibles pérdidas con Occidente y con la calle al tiempo que deja las puertas abiertas a cualquier cambio necesario de posicionamiento”, agrega.

El rey de Marruecos no sabe cómo salir de sus contradicciones

Un opositor marroquí admite gráficamente que el perfil bajo de Mohamed VI contrasta con el amplio sentimiento anti-israelí en la opinión pública marroquí. “El rey no sabe cómo salir de sus contradicciones. Y a esto hay que sumarle la gestión catastrófica del terremoto y la crisis económica”, subraya.

El silencio real también ha alcanzado otras instituciones como el ministerio para Asuntos Religiosos, que ha evitado cualquier referencia a los acontecimientos en Gaza en los sermones semanales de los clérigos en las mezquitas. En Tánger se han registrado, además, protestas de marroquíes afectados por las reclamaciones de israelíes de origen marroquí que tratar de recuperar las propiedades que dejaron tras la creación del Estado judío.

Para tratar de revertir el pulso ciudadano, han circulado mensajes en apoyo de Israel por las redes sociales del reino. Una investigación, sin embargo, ha desvelado que poco antes de la firma del acuerdo de normalización en diciembre de 2020 se crearon hasta 22.000 cuentas falsas que decían ser de marroquíes con el objetivo de que el reconocimiento fuese aceptado por la sociedad local.

La cooperación entre Marruecos e Israel no es nueva a pesar del reciente establecimiento de relaciones oficiales entre ambos países. Hasán II se sirvió de la experiencia israelí para la construcción del muro de 2.720 kilómetros que separa los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Rabat y los liberados por el Frente Polisario. Y a cambio Rabat espió las reuniones de la Liga Árabe al servicio de Tel Aviv. El pasado julio la Casa Real marroquí ventiló una carta de Netanyahu en el que reconocía la soberanía marroquí sobre el territorio en disputa del Sáhara Occidental, antigua colonia española y considerada por la ONU como «territorio no autónomo» pendiente de descolonización. Ahora las imágenes de violencia que llegan de Israel y la fronteriza Gaza colocan al régimen alauí en una complicada tesitura.