La Reserva Federal de Estados Unidos ha cumplido con lo esperado y este miércoles ha dejado sin tocar los tipos de interés, que seguirán en una horquilla de entre el 5,25 y el 5,5%. Se trata de su nivel más alto en 22 años y se mantendrá por lo menos hasta el 13 de diciembre, fecha de la próxima decisión de la Fed, que tiene que dirimir cómo y cuándo actuar para tratar de ralentizar una economía que hasta ahora no ha cedido como tradicionalmente a las presiones de la política monetaria de tipos elevados.
Esa política, que se puso en marcha tras la pandemia y para combatir la inflación, hizo que en solo 18 meses los tipos pasaran de prácticamente cero a superar el 5% y alcanzar en julio su nivel actual. Normalmente algo así habría llevado a que se contenga el gasto y a despidos en empresas. Ahora, no obstante, la economía estadounidense no da señales de ralentizarse.
Desde junio la inflación se ha ralentizado notablemente y en la medida favorita de la Fed se redujo en septiembre al 3.4% respecto al pico de 7,1% en verano del año pasado. Ese descenso es algo que habitualmente sucede cuando la actividad económica se debilita, pero los datos del último trimestre de EEUU, publicados la semana pasada, muestran que no solo se debilita sino que se refuerza. Ese trimestre fue el quinto consecutivo de crecimiento, con un porcentaje anual de expansión de la economía del 4.9%, el ritmo más fuerte desde 2021. Y el mercado laboral también sigue fuerte: la tasa de paro está en el 3.8% y ha habido 33 meses consecutivos de creación de empleo.
Las preguntas clave
La pregunta clave es cómo dará respuesta la Fed a esta reacción de la economía. Cabe la posibilidad de que haya una nueva subida de tipos este año, algo que la Fed había sugerido en su anterior reunión en septiembre, en la que ya pausó los incrementos, o a principios de 2024. Pero haya o no subida, crece la sensación entre muchos analistas de que la Fed optará por mantener los tipos a niveles altos por más tiempo de lo que se había anticipado, y durante el tiempo que sea necesario, para ralentizar efectivamente la economía y llevar con el tiempo la inflación a la meta deseada del 2%. Cuestión fundamental es durante cuánto tiempo.
Parte de la pausa que se está tomando la Fed, cuya decisión llega seis días después de que el Banco Central Europeo también pisara el freno en sus subidas de tipos por primera vez en 15 meses, se debe a que finalmente el mercado de bonos del Tesoro está reaccionando a su política monetaria. El precio de esos bonos a largo plazo se ha estado desplomando sobre todo en los dos últimos meses, lo que se ha traducido en una subida de los tipos de interés a largo plazo, algo que ha encarecido las hipotecas, los préstamos, los créditos para comprar un coche, los pagos de tarjetas de crédito o las inversiones empresariales. Ese encarecimiento de momento no ha ralentizado notablemente la economía, pero si acaba dejándose sentir de forma más acentuada daría margen al banco central estadounidense para no tener que hacer más subidas, algo que Jerome Powell, el presidente de la Fed, ya apuntó el mes pasado en una conferencia en Nueva York.
Precisamente es en la rueda de prensa de Powell, que ofrece a las 20.30 hora local de Washington (cinco horas más en España) donde se esperan respuestas y declaraciones que den indicaciones del camino que va a seguir ahora la Fed.