Quince años dan para mucho. Si no que se lo digan a Rubén Baraja, que en ese tiempo ha pasado de ser uno de los pilares fundamentales del Valencia CF dentro del campo a dirigir al club desde el banquillo. Camino de los nueve meses como entrenador en Mestalla, el Pipo está más que afianzado en el cargo tras conseguir una más que sufrida salvación la temporada pasada y comenzar con buen pie, y mejores sensaciones, el curso actual. Este jueves debutará como técnico valencianista en Copa, y es que el pasado mes de febrero, cuando llegó al cargo, el equipo ya había sido ‘barrido’ de la competición del KO a manos del Athletic con Gattuso en el cargo.
La Copa del Rey le trae muchos recuerdos al vallisoletano. Especialmente buenos. En 2008 capitaneó hacia el título a un Valencia repleto de jugadores sobrados de talento pero que atravesaban una situación de lo más incómoda por la mala relación con el técnico de entonces, Ronald Koeman. La tensión fue tal que el equipo estuvo cerca de pagarlo muy caro en liga con un descenso a Segunda División, algo impensable para una época en la que el Valencia presumía de estrellas como Villa, Silva, Mata, Joaquín, Marchena o el propio Baraja.
Por suerte la situación en la competición de la regularidad, cambio de técnico mediante, se pudo solventar. Pero la verdadera proeza de aquel equipo siempre se recordará en la Copa del Rey, donde la autogestión de los jugadores permitió levantar el que fuera el séptimo cetro del torneo.
Tras un camino de lo más complejo en el que Real Betis y Atlético de Madrid fueron los obstáculos en octavos y cuartos de final respectivamente, el Valencia se plantó en semifinales frente a un Barça que partía como favorito, por el nivel de sus jugadores y por el ambiente de inestabilidad que se respiraba en la capital del Turia. Sin embargo, el orgullo por el escudo pesó mucho más y aquellos futbolistas alcanzaron la perfección en una eliminatoria resuelta con una auténtica fiesta futbolística en Mestalla. El Valencia escapó del Camp Nou con un meritorio empate a uno y en la vuelta lo detonó todo. Rubén Baraja abrió el camino con un golazo desde fuera del área y un joven Juan Mata remató a los azulgranas, que no les bastó con los goles de Henry y Eto’o. 3-2 y a la gran final.
Valencia era una fiesta entre semana y un funeral los domingos. La inercia de la Copa no surtía efecto en liga, donde el equipo seguía cuesta abajo y sin frenos cada vez más cerca del descenso. Tras tres derrotas consecutivas en liga ante Mallorca, Murcia y Racing, el Valencia compareció en la final de Copa el 16 de abril con el Getafe en frente. Ajenos a cualquier otro factor externo, los jugadores siguieron el guion que les había conducido hasta ahí y superaron con claridad a los azulones por tres goles a uno. Un título indiscutiblemente de los jugadores que, de hecho, Koeman apenas pudo saborear. Y es que pocos días después fue cesado tras una sonrojante derrota 5-1 en San Mamés de nuevo en liga.
Debut con el VCF en Copa
Este jueves Rubén Baraja dirigirá por primera vez al Valencia CF en un partido de Copa del Rey. Aunque ya lo hiciera sobre el campo en aquel caótico 2008, ahora lo hace como entrenador a todos los efectos del equipo que le convirtió en una leyenda. Ese ha sido el cambio en unos largos 15 años. Similitudes hay algunas. Por ejemplo que el Valencia, sobre todo la pasada temporada, está condenado a pensar más en la salvación que en Europa, aunque ni mucho menos es a causa de un mal ambiente jugadores-entrenador, sino por la pésima gestión en este caso de Meriton, quien posee la mayoría accionarial del club desde 2014.