La historia se repite… 38 años después. Este martes, la heredera al trono, recién cumplida la mayoría de edad, ha jurado la Constitución Española en el Congreso de los Diputados. Como antaño hiciera su padre, Felipe VI, quien ha señalado, sobre todo, la trascendencia del momento, «lleno de significado para España».

El Rey, elevando la responsabilidad que hoy asume la princesa de Asturias, ha protagonizado un discurso lleno de carga durante el almuerzo que ha tenido lugar en el Palacio Real. «El juramento de la Constitución es la solemne expresión del compromiso de quien encarna la continuidad de nuestra Monarquía Parlamentaria con nuestros principios y valores constitucionales», ha empezado diciendo.

Acto seguido, el monarca ha recordado lo que le dijo Gregorio Peces Barba, presidente de la Cámara Baja, cuando fue él quien prestó juramento a la Carta Magna: «Estáis simbolizando vuestro sometimiento al Derecho, vuestra aceptación del sistema parlamentario representativo que nuestra Constitución establece, vuestro compromiso de servicio a las instituciones y a los ciudadanos y vuestra lealtad al Rey». 

Unas palabras que, ha subrayado Felipe VI, «han sido una guía para el ejercicio» de sus funciones «a lo largo de todos estos años». Unas palabras que, a su juicio, no han caducado, pese a que «las circunstancias históricas sean distintas». Porque «trascienden en el tiempo y la historia y, con ellos, también a las generaciones». 

«Me gustaría que esas palabras del Profesor Peces-Barba también acompañen siempre a quien es la Heredera y princesa de Asturias, de Girona y de Viana. Porque en ellas encontrará las razones de su responsabilidad», ha apostillado el Rey justo después de desgranar, punto por punto, el significado de las citadas palabras. 

Lo primero, y más relevante, que «el sometimiento al Derecho constituye una exigencia para la Corona y para todas las instituciones del Estado». Que «la observancia de la ley, el respeto a la independencia y la separación de poderes y la vigencia del Estado de derecho son los pilares esenciales de toda democracia representativa y, por ello, la garantía de la libertad y de los derechos de los ciudadanos». 

Lo segundo, que «la aceptación del sistema parlamentario supone el reconocimiento de las Cortes Generales como la institución que, con plena legitimidad, representa al pueblo español, en quien reside la soberanía nacional. Un pueblo del que emanan todos los poderes del Estado y que ostenta el poder de decisión sobre todos los asuntos de la vida colectiva» del país. 

Lo tercero, que «el compromiso con las instituciones significa la plena entrega y dedicación a los intereses generales que representan; al servicio de los ciudadanos como la razón de ser y -el fundamento- de cualquier responsabilidad constitucional». Y, finalmente, que «la lealtad al Rey lo es también a la institución y a lo que la Corona simboliza: la unidad y permanencia de España». 

Dicho lo cual, el Rey ha recordado a su hija que su deber es «cumplir y respetar» la Constitución. Y que ese deber «prevalece en todo momento sobre cualquier otra consideración». Sobre la Carta Magna, ha recordado que trajo a España «la libertad y la democracia».

Consciente de la responsabilidad que hoy recae sobre los hombros de su primogénita, llamada a heredar la Corona en un futuro, el Rey le ha querido expresar todo su apoyo: «No estarás sola en tu camino. En tu familia encontrarás el necesario apoyo más personal; y el conjunto de los españoles, a los que te debes, sabrá reconocer tu entrega y dedicación con su aliento y afecto».