El próximo acto que presidirá la Princesa de Asturias con la Constitución ya jurada podría ser la entrega a la Armada del submarino S81 Isaac Peral, uno de los medios de combate más esperados por Defensa. Esta cita de la princesa, prevista para el 30 de noviembre, es una previsión que en la Armada aún se maneja informalmente, a falta aún de una confirmación oficial de la Casa Real.

Asistiría en Cartagena quien es al fin y al cabo madrina de ese buque, la niña que presidió su botadura en abril de 2021 ya convertida en mayor de edad. Ese acto oficial es un apunte de agenda, un boceto en el por el momento muy militar plan de trabajo de la heredera del trono de España. Cuando le llega el momento de la jura de la Carta Magna a la hija primera del Rey, cursa el primer año de una formación militar que se prolongará hasta 2026.

Tras la jura de bandera que hizo en Zaragoza, los días correspondientes de descanso, el desfile de la Hispanidad y el muy comentado caluroso saludo a sus compañeros de promoción en la recepción del Palacio Real, a la cadete Borbón le quedan por delante la formación militar más larga de cuantas se imparten a herederos de casas reales en Europa.

Plan de estudios

En agosto de 2024, convertida ya en alférez alumna del Ejército y tras un mes de vacaciones, le estará esperando la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), principal centro de formación de la Armada, y el buque escuela Juan Sebastián Elcano, a bordo del cual hará una travesía de al menos cuatro meses.

Cuando, en agosto de 2025, se matricule en la Academia General del Aire, en Santiago de la Rivera (Murcia), será ya guardamarina de segundo año y estará enfilando el último año de la instrucción que Defensa y la Casa Real estimaron precisa para quien ostentará el grado constitucional de “mando supremo de las Fuerzas Armadas”.

Leronor de Borbón con su padre, el rey Felipe VI, durante el homenaje a los militares muertos por España, antes del desfile del pasado 12 de octubre. David Castro


La joven Leonor de Borbón, antes de iniciar sus estudios universitarios, habrá tenido que aprender nociones de topografía, balística, táctica, estrategia, sistemas de armamento, cartografía, física, elasticidad de materiales, navegación, mecánica de fluidos, álgebra, navegación aérea…

Si evita Zarzuela los problemas de no seguir la tradición, Leonor iniciará Derecho, como su padre, en la Universidad Autónoma de Madrid, y completará formación en Whashington. Será Derecho, más probablemente completado con un mezklum de asignaturas de otras disciplinas, y un máster en Relaciones Internacionales, un programa que con la costumbre va dando de facto la respuesta a la pregunta de qué estudios ha de tener en estos tiempos un monarca.

Ya siguió la costumbre Zarzuela matriculando a la princesa en el colegio Santa María de los Rosales de Madrid, un centro cercano a la residencia de los Borbón en la periferia noroeste de Madrid, de prestigio pero no entre los primerísimos de las clasificaciones más populares de centros educativos. El Rosales ocupa el 21 puesto en la lista de colegios privados de Micole.es, una de las más leídas.

El UWC College de Gales, donde ha seguido segunda enseñanza la Princesa de Asturias, tiene un marchamo de más exclusividad… y precio. Para este año publica su patronato -el de la Fundación de los Colegios Unidos del Mundo- una tarifa de “entre 95.000 y 110.000 dólares” (entre 92.000 y 104.000 euros) por dos años de Bachillerato Internacional.

Azul Asturias

Jurando la Constitución, Leonor ingresa en política, pero en esta fase de su biografía flanquean su perfil sobre todo asuntos militares. Al fin y al cabo está en camino de convertirse en 2026 en una teniente de 21 años de edad de los cuerpos generales de Tierra y Aire y una alférez de navío de la Armada.

Desde que el portaviones Príncipe de Asturias fue desmantelado (2018), está libre, por cierto, el título que ostenta esta joven para bautizar al próximo buque importante que adquiera la Armada, apuntan fuentes de ese sector de la Defensa.

No hay aún en la flota ningún “Princesa de Asturias”. Sí hay un hospital en Madrid con su nombre, pero que se llama «Infanta Leonor». Congela el título el rótulo fluorescente de su fachada, en el distrito de Vallecas, tanto como las denominaciones de colegios Infanta Leonor en Madrid, y su vecina San Agustín de Guadalix, en Mazarrón (Murcia), Tomares (Sevilla) y Piedras Blancas (Asturias).

Cartel de la princesa Leonor y su estandarte sobre fondo azul, colocado en Madrid por su jura de la Constitución. José Luis Roca


Poco a poco, según vaya adquiriendo relieve y presencia pública la Princesa, se irá haciendo más visible el emblema que le concede la ley. A su abuelo, el rey Juan Carlos, lo precedían en coches oficiales, barcos y eventos públicos un estandarte con el escudo de España rodeado por el toisón de oro -que tiene ya concedido también Leonor- sobre fondo azul oscuro. El rey Felipe tiene como banderín el mismo escudo, el mismo collar, pero un color propio, un fondo carmesí. Así lo denomina el real decreto que fija formas y usos de las banderas del Estado.

Un Real Decreto emitido el 30 de octubre de 2015 determinó “las armas de su Alteza Real la Princesa de Asturias” en “los correspondientes Guión y Estandarte”. Fue su padre quien eligió el color, y previamente se hizo asesorar de la Real Academia de la Historia. El tono para el fondo es el “color azul de la bandera del Principado de Asturias”, dice la normativa publicada en el BOE, que también regula su confección -«de tejido fuerte de lanilla o de fibra sintética”- y los tamaños con que ha de ondear en palacios, campamentos y aeródromos, buques, aeronaves y vehículos terrestres.

Estrella de la tele

Se verá el estandarte de Leonor el día de su jura constitucional ante las Cortes, y formará parte de la iconografía que muestre la televisión.

Se espera otro golpe televisivo en este otoño que tan monárquico está resultando por acumulación de actos de la heredera. Leonor de Borbón Ortiz es, al fin y al cabo, la princesa y su doble circunstancia, castrense de momento, y de estrella mediática.

Vestida de dama cadete del Ejército, a la derecha y un paso por detrás de su padre -como ordena el protocolo- consiguió el que hasta ahora ha sido su mayor pico de audiencia durante el desfile del 12 de octubre, la parada militar que más seguimiento de televisión ha concitado en España, con un 48,89% de share.

Muy poco antes, la retransmisión de su jura de bandera en la Academia General Militar de Zaragoza fue, con un 22,3% de share, el espacio más visto en la televisión pública el sábado 7 de octubre. Y una semana después del desfile, el día 20, cuando se subió al atril de los premios Princesa de Asturias, elevó cinco puntos la audiencia media de esa ceremonia en La 1, hasta el 14,8% de share, relegando no solo a la rueda de prensa sobre alerta antiterrorista que en ese momento daba el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, también al magazine de la tarde de Ana Rosa.

El texto constitucional que acata la princesa Leonor en el próximo acto de esta coreografía institucional aún consagra en su artículo 57 la preferencia del varón sobre la mujer en el orden sucesorio. Nadie en el arco político ha expresado oposición a la reforma de ese precepto, pero obstaculiza ese cambio el mecanismo parlamentario reforzado que lleva aparejado, que hace que en ninguna legislatura se encuentre el momento oportuno.

El artículo, no obstante, no supone de facto ningún impedimento si ahora mismo, ante todos los que lo vieren y entendieren, tuviera que subir Leonor al trono, pues no tiene pariente masculino que pudiera disputárselo en el mismo grado.