El sobrepeso y la obesidad no solo siguen siendo enfermedades muy frecuentes en España, sino que el estigma negativo asociado se mantiene y, además, se cronifican «algunas actitudes discriminatorias». Así se desprende de una encuesta llevada a cabo por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) sobre un problema, el del exceso de peso, que «sigue siendo imparable en nuestro país», especialmente entre los varones más jóvenes. El trabajo confirma «tendencias preocupantes«: el 22% de la población encuestada «llevaría mal» tener un jefe con sobrepeso u obesidad, y un 25% «no votaría» a un político con sobrepeso. Y en el ámbito personal, alrededor del 30% de la población declara que «nunca o difícilmente» podría llegar a enamorarse de una persona con kilos de más.
De hecho, con los mismos y crudísimos datos, 3 de cada 10 personas declara que ha podido llegar a experimentar algún tipo de prejuicio o rechazo hacia una persona con sobrepeso u obesidad. Por ejemplo, llama la atención que un 12% piensa que las personas con obesidad «están menos capacitadas» y tienen «menos aptitudes para ocupar un cargo directivo o un cargo público que las personas que se encuentran en un rango de peso considerado normal».
Crecimiento imparable
La presidenta de la Sociedad Española de Obesidad, María del Mar Malagón, explica que las encuestas telefónicas -en este caso se ha hecho a un millar de españoles- que realiza la sociedad científica desde hace una década, constatan que la obesidad sigue siendo un problema de salud sigue «imparable» en España. En una publicación reciente a nivel europeo, basada en datos de 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS), recogía una tasa de obesidad en adultos del 23,8%, mientras que un 37,8% de las personas adultas en nuestro país presentan sobrepeso.
En la actual encuesta de la SEEDO se refleja también esta realidad; en concreto, un 34,7% de los encuestados presenta sobrepeso y un 17,6% obesidad, afectando en conjunto a más de la mitad de la sociedad (52,3%). A juicio de la doctora Malagón, esto es «especialmente grave», ya que el aumento del índice de masa corporal es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, además de aumentar el riesgo de padecer problemas psicológicos y mentales.
Estigma social
De hecho, las personas que padecen obesidad «suelen sufrir prejuicios y estigmatización social por su peso», añade la especialista lo que evidencia la encuesta que han realizado. Según explica Albert Lecube, vicepresidente de SEEDO, «el sesgo de peso se refiere a la ideología negativa, como prejuicios y estereotipos sociales, asociada a la obesidad». Ese sesgo añade, produce «el estigma y la discriminación basados en el peso, es decir, todos los actos discriminatorios dirigidos hacia las personas debido a su peso y tamaño».
Como sociedad científica piden «erradicar cualquier actitud discriminatoria de la sociedad hacia cualquier persona que sufre una enfermedad crónica, como es el exceso de peso, y de ahí la importancia de visibilizar este problema en nuestro país, tal y como lo refleja esta encuesta», subraya su presidenta.
Acoso a los niños
El doctor Lecube abunda: «entre quienes tienen hijos con sobrepeso u obesidad, casi 3 de cada 10 declaran que los menores sufren discriminación»; esto, además, les causa un gran impacto emocional: más del 70% de los padres están «muy o bastante preocupados por este aspecto». Sin embargo, este hecho contrasta con otro dato para la reflexión: cerca de un tercio de las personas con hijos/as declaran «que les incomodaría que las amistades de sus descendientes tuvieran sobrepeso/obesidad«.
Hasta el 41% de las personas encuestadas aún piensan que es un problema de «falta de voluntad», no una enfermedad
Aunque está demostrado que es una enfermedad crónica y recidivante, y a pesar del reconocimiento de la importancia de la genética y el entorno en su desarrollo, hasta el 41% de las personas encuestadas aún piensan que es un problema de «falta de voluntad», no una enfermedad, poniendo así a la obesidad como responsabilidad exclusiva de las personas que la padecen. En esta percepción existen claras diferencias por género: 49% de los hombres -versus el 34% de las mujeres- creen que la obesidad «es debida a una falta de control».
«La obesidad no es una enfermedad moral, no es una elección del propio individuo», subrayan los médicos
En la misma línea, el 70,2% de los encuestados considera que «comer menos y hacer más ejercicio es suficiente»; de nuevo, las mujeres y los más jóvenes están menos de acuerdo con esta afirmación. En este sentido, el doctor Lecube insiste en que «se debe dejar de culpabilizar a la persona con obesidad. La obesidad no es una enfermedad moral, no es una elección del propio individuo. Uno no escoge a la obesidad, la obesidad te escoge a ti».
En general, se asume de forma mayoritaria la carga discriminatoria que aún recae sobre la enfermedad: un 74% de los entrevistados está «totalmente o bastante de acuerdo con que la sociedad» les discrimina e, incluso, entre las personas con obesidad, solo el 35,3% cree que podría llegar a enamorarse de una persona con kilos de más. Además, hay una amplia mayoría de la población que demanda la financiación pública de los tratamientos farmacológicos: el 68%, está «total o bastante de acuerdo» con que así sea.
Una foto de la realidad
Sobre los preocupantes datos de sobrepeso en España, los especialistas apuntan: tomando como indicador de exceso de peso el Índice de Masa Corporal (IMC), se considera que es normal cuando el rango se sitúa entre 18,5 y 25,0 Kg/m2. Entre las personas participantes en la entrevista, el IMC medio se sitúa en 26,8 kg/m2, una cifra comparable, «e igualmente preocupante, a las publicadas por organismos oficiales para España y otros países de nuestro entorno».
«Las cifras de obesidad pueden ser aún mayores que las recogidas en nuestra encuesta», señalan los médicos
Llaman la atención, además, los datos entre los más jóvenes (18-24 y 25-34 años), así como la mayor presencia de sobrepeso/obesidad entre los varones, que registran un IMC medio en torno a 3 puntos superiores al que se observa en mujeres. Lilliam Flores, vocal de la Junta Directiva de SEEDO, matiza que «las cifras de obesidad pueden ser aún mayores que las recogidas en nuestra encuesta, ya que se acostumbra a dar un peso más bajo y una talla mayor de las reales cuando se pregunta a la población».
Curiosamente, y aunque la tasa es mayor en hombres, el porcentaje de hombres que considera que tiene exceso de peso es menor que el de mujeres (49,0% vs. 50,2%, respectivamente); se observa, además, un incremento de la percepción del exceso de peso conforme avanza la edad, de manera que son las personas con más de 65 años las que consideran en mayor proporción que tienen un peso superior al normal.
La genética
Además, se confirma el reconocimiento «del trascendental papel» que tienen la genética y el entorno. En general, se observa que las personas con obesidad tienen en mayor medida un entorno familiar de personas que también presentan sobrepeso u obesidad, sobre todo en la figura de la madre (20,3%) y hermanos (23,7%).
Como indica la doctora Malagón, «estos datos de la encuesta están en línea con la evidencia científica creciente que apoya que la obesidad no es el resultado de una decisión individual, sino que son muchos los factores que condicionan y promueven esta enfermedad, incluidos, entre otros, factores biológicos«.