Don Juan Tenorio regresa a Las Palmas de Gran Canaria en una versión diferente a la habitual. Es el primer año en el que las calles y plazas de la capital dejan de ser el escenario de la representación, para trasladarla al Teatro Pérez Galdós. Hace 18 años que la obra teatral se ha convertido en una tradición y uno de los planes más ansiados por los palmenses en la noche de los finados. La intención del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha sido ofrecer una actuación íntima con el objetivo de ofrecer «teatro desde el teatro». 

«La novedad es que se hace en el interior y eso favorece que se cuente de otra manera, y al público no le queda de otra que atender exclusivamente a la obra», comentó el director Luis O’ Malley. Por ello, el texto ha primado frente al decorado o los escenarios. O’ Malley aseguró que hacerlo en el teatro permitió ofrecer un perfil más complejo de la obra para que los espectadores reflexionen. «Es un regalo para mí que sea en interior porque en la función que tenía pensada, la palabra se tiene que escuchar mucho y en ediciones anteriores ha primado la espectacularidad frente al texto», comentó. Por lo tanto, sin ningún tipo de distracción el director espera que el mensaje sea «comprendido». 

En esta ocasión la obra prestó especial atención en el debate entre el bien y el mal y la capacidad de olvidar. «Hemos querido resaltar que es una persona malvada y no un galán, y ante eso qué capacidad tenemos como sociedad para perdonar», detalló O’ Malley. 

El dueño de la hospedería habla con el padre de doña Inés. LP/DLP


La obra se centra en la crueldad de don Juan y pone a debate su figura como galán, al fin y al cabo, sus andaduras hablan por sí solas. El personaje se reúne con su amigo Luis Mejía para comprobar quién ha matado a más hombres y enamorado a más mujeres en el tiempo que llevan sin verse, es decir, un año. Los resultados no dejan lugar a dudas, el claro vencedor es don Juan al batirse en duelo con éxito en 32 ocasiones y seducido a 72 mujeres. Pero Mejía no se queda contento, y propone a don Juan otro vil objetivo. Su compañero le asegura que en su lista lo único que falta es engatusar a una novicia. Y este, le promete que no solo cumplirá con ese requisito sino que también enamorará una mujer a punto de casarse, en concreto, la de don Mejías, Ana de Pantoja.

Una apuesta que demuestra la maldad del protagonista, ya que hace lo que sea para lograrlo sin ningún tipo de piedad. Tenorio secuestra a su amigo y asalta en casa de Ana para violarla. 

Un truhan enamorado

Cuando el padre de Inés, la prometida de don Juan, descubre la apuesta rompe el compromiso de ambos. Sin embargo, nada es un impedimento para el protagonista, que va en busca de la muchacha. Inés vive en un convento desde que es pequeña esperando el casamiento con don Juan, con tan solo 17 años es inocente y manipulable y don Juan se aprovecha de su poco mundo. El truhan envía una carta de amor y la chica queda completamente embelesada. El protagonista la rapta y se la lleva con él para aprovecharse de ella sin impedimentos. Pero cuando está a punto de abusar de ella ve en su transparente rostro algo diferente a otras ocasiones, que le enamora profundamente. «No es Satanás el que pone mi amor por ti es Dios», aseguró don Juan.

Mejía y el padre de Inés dan con el protagonista, al que quiere matar. Pero el intento de acabar con la vida del protagonista no tendrá resultado porque será don Juan el que mate a sus contrincantes, para más tarde huir. La enamorada, a su vez, fallece de pena, aunque don Juan no lo sabrá hasta cinco años después, cuando regresa y ve la tumba de todos los que han muerto por su culpa. 

En ese regreso a casa se encuentra con sus amigos Centellas y Avellaneda con los que cena, pero no estarán solos porque los espíritus de los asesinados por don Juan quieren dirigir al protagonista al infierno, aunque este termina arrepentido de todos sus viles actos cuando el fantasma de Inés intercede. 

La carga moral de estos actos fue explícita durante la representación, en la que se presentó un personaje perverso. Por lo que se recalcó en un Tenorio machista y que juega con las mujeres, que son tan solo un objeto o un trofeo más. 

La compañía encargada de la función ha sido 2RC Compañía de Repertorio, y el director Luis O’Malley. El elenco fue esencialmente canario con Rubén Darío y Varinia Concepción como los protagonistas Don Juan y Doña Inés. A su vez, Manuel Trujillo dio vida a Don Luis, Toni Báez fue Ciutti, Miguel Ángel Maciel, el comendador y Yanara Moreno fue Brígida y Buttarelli. En el elenco también figuran los nombres de Jon Arráez, Jennifer Artiles, Fernando Navas o Ruth Sánchez, jugó el rol de Centellas, Doña Ana y Avellaneda, Don Diego y escultor, y abadesa, respectivamente. 

La obra cuenta con dos sesiones para que el máximo público tenga la oportunidad de asistir. Una fue ayer y otra hoy, ambas gratuitas con un límite de cuatro entradas por persona. Las invitaciones, que salieron a la venta hace dos semanas, se agotaron el mismo día. Pero para aquellos que sigan teniendo el gusanillo del teatro callejero a lo largo de la tarde de hoy también tendrá lugar una ruta teatral por las calles del casco histórico sobre la historia de los finados en Canarias. Ánimas, un paso por la historia en la noche de finados transportará a los asistentes a la Canarias del siglo XX para mostrar cómo lidiaban con la muerte en aquella época, y sobre todo rememorar las tradiciones.