- La amnistía, sin efecto electoral
- La vuelta de Puigdemont podría cambiarlo todo
- El Congreso del PP
- Liderar la derecha no nacionalista
El Partido Popular tiene por delante un objetivo claro: recuperar a su electorado en Cataluña. El propio presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, culpabilizó al PP catalán y vasco de no haber conseguido los escaños suficientes para llegar a La Moncloa en las pasadas elecciones del 23 de julio. Un mensaje que sonó a varapalo al líder del partido en la región catalana, Alejandro Fernández, y que se enmarca dentro de la renovación del partido en Cataluña que pretende realizar Génova para recuperar el poder perdido y sustituir a Fernández.
En la formación conservadora siguen con especial interés las negociaciones entre el Partido Socialista y los partidos soberanistas de Cataluña: Junts y Esquerra Republicana. La concesión de una amnistía a los encausados por el procès -exigencia número uno de las formaciones independentistas- podría suponer la vuelta del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, máximo responsable del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Fuentes del partido aseguran que este regreso sí podría movilizar a la ciudadanía en favor de las fuerzas «constitucionalistas», donde el PP pretende recuperar reconquistar su hegemonía.
La amnistía, sin efecto electoral
De momento, los populares no han detectado una especial movilización del electorado catalán ni que la amnistía esté provocando variaciones importantes en la intención de voto. Pero son conscientes de que aún no se ha plasmado la medida ni se ha anunciado, sino que sigue en fase de negociación. En el PP catalán detectan que la ciudadanía no está del todo implicada.
Si el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, finalmente la lleva a término para conseguir los siete escaños imprescindibles de Junts para su investidura, será entonces cuando el ambiente comience a caldearse. La norma supondría ‘el olvido’ de todas las causas judiciales abiertas por el referéndum ilegal, los preparativos, los fondos destinados a la consulta y las leyes de desconexión aprobadas por el Parlament hace seis años con la consiguiente declaración de independencia proclamada por Puigdemont.
Aunque aún no se haya apreciado un movimiento especial, en el PP consideran que una ley así supondría mayor daño electoral para el PSOE que los indultos parciales que concedió el Ejecutivo a mitad de la legislatura pasada a todos los líderes independentistas condenados por sedición y malversación.
La vuelta de Puigdemont podría cambiarlo todo
Los populares sí detectan mayor indignación por la posibilidad de la amnistía que por medidas anteriores como la rebaja de la malversación y la derogación del delito de sedición -dos de las principales infracciones por las que se ha acusado a gran parte de los encausados por el procès-.
El PSOE no ha hecho pública su propuesta de amnistía y mantendrá la máxima discreción durante las negociaciones, evitando que se filtre cualquier detalle de una futura ley de amnistía. En Ferraz son conscientes de la importancia que tiene manejar la comunicación de una ley así y por eso han diseñado un equipo que se encargará de explicar los acuerdos que alcanzados con otras formaciones parlamentarias, como adelantó ECD. Sumar, el otro partido que conformaría el Ejecutivo -y que engloba a otras 15 formaciones de izquierdas-.
El Congreso del PP
El problema del PP en Cataluña es uno de los principales embolados que tendrá que resolver el partido tras la formación de Gobierno. El actual presidente del partido en la autonomía fue el único que salió públicamente a criticar a Feijóo después de que se abriera a negociar un acuerdo de investidura con Junts. «JUNTS sí es mi RIVAL, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un Rey fascista, con el que se niegan a «hablar». Que alguien me diga de qué hay que «hablar» con ellos…», publicó en X -anterior Twitter-.
Un enfrentamiento que ha evidenciado la división entre Génova y la dirección del PP en Cataluña. Feijóo ya piensa en renovar el PP en la región y relevar a Fernández, que fue una apuesta del anterior presidente nacional, Pablo Casado. Pero la ‘remodelación’ del PP catalán pasa por la convocatoria de un Congreso del que saldrá elegido el próximo presidente autonómico. Una asamblea que los populares están demorando. Debería haberse celebrado este otoño, pero aún no hay fecha y en el partido no creen que se celebre antes de 2024, según fuentes consultadas por ECD.
Además, hay una variante que podría complicar el congreso catalán. Alejandro Fernández no ha anunciado públicamente si se presentará, así como tampoco lo ha descartado. Génova tendrá su aspirante y una candidatura del actual presidente del partido en la región desembocaría en unas primarias que escenificarían el enfrentamiento entre la dirección nacional y la regional en un territorio especialmente delicado y clave para el PP.
Los populares sí han cerrado los congresos del PP vasco y asturiano: ambos se celebrarán este noviembre.
Liderar la derecha no nacionalista
El PP sacó tres diputados en las últimas elecciones catalanas celebradas en 2021. Uno de sus peores resultados históricos en la región. En 2012, lograron hacerse con 19 escaños, y en nueve años han dejado de ser la fuerza hegemónica de la derecha no nacionalista. Un puesto conseguido por Vox en los últimos comicios: obtuvo 11 escaños. Su mejor resultado en Cataluña, se situó como cuarta fuerza por detrás del Partido Socialista Catalán, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya.
Los populares quedaron incluso por detrás de Ciudadanos, un partido casi desaparecido a nivel autonómico y nacional que entonces ya había iniciado su caída. Pasó de 35 escaños en 2017 -cuando ganó las elecciones- a seis. El doble que el PP. De modo que los populares no consiguen ser la fuerza más votada de la derecha ‘constitucionalista’ desde 2012. A partir de entonces, fueron sorpassados en dos ocasiones por el partido naranja para después ceder ante Vox.
Sin embargo, los populares sí vislumbraron un hilo de esperanza el 23-J. En las últimas elecciones generales, consiguieron seis escaños de las cuatro provincias catalanas. Cuatro más que en 2019 y que Vox, erigiéndose como cuarta fuerza política por delante de Junts y por detrás del PSC, Sumar y ERC.