El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar indica que su país no tiene intención de cerrar la oficina política de Hamás en Doha tras el ataque del 7 de octubre, argumentando que el canal de comunicación ha sido fundamental para las conversaciones sobre la liberación de los rehenes y para los esfuerzos por desescalar los combates entre el grupo terrorista e Israel.

Majed al-Ansari declaró a la CNN que “varias partes” habían presionado a Qatar para que abriera una línea de comunicación con Hamás e incluso para que permitiera al grupo terrorista establecer una oficina política en Doha. “Este canal ha sido muy decisivo para contrarrestar las escaladas que se produjeron”, afirma, asegurando que las conversaciones de Qatar con Hamás ayudaron a frenar las tensiones en septiembre, tras dos semanas de disturbios fronterizos por parte de los palestinos.

“Por lo tanto, mientras este canal sea útil para crear la paz, tenemos que tenerlo. No podemos permitirnos perderlo”, afirma al-Ansari.

“Ahora es útil durante esta escalada. Es la única forma que tenemos de mediar para la liberación de estos rehenes y para que vuelvan a casa con sus familias”, añade.

El papel de Qatar en el conflicto actual ha sido fuente de controversia en Israel, con un número creciente de funcionarios que sostienen que Doha no debería acoger al grupo terrorista tras la carnicería que Hamás infligió el 7 de octubre.

Al mismo tiempo, en Jerusalén parece reconocerse que Qatar es el país más capacitado para mediar entre Israel y Hamás, quizá debido a los antiguos vínculos de Doha con el grupo terrorista.

El presidente del Consejo de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, incluso alabó los esfuerzos de Qatar en un tuit en inglés a principios de esta semana que suscitó las críticas del ex primer ministro Naftali Bennett, pero que también llevó a muchos analistas a creer que un importante acuerdo para liberar a los rehenes en Gaza estaba en el horizonte.

En 2020, el entonces jefe del Mosad israelí, Yossi Cohen, y el entonces jefe del Mando Sur de las FDI, Herzi Halevi (ahora jefe del Estado Mayor), volaron supuestamente a Qatar para animar a Doha a seguir canalizando decenas de millones de dólares en ayuda mensual a Hamás, ya que Jerusalén estaba entonces convencida de que se podía comprar al grupo terrorista para que se abstuviera de atacar a Israel.

Los pagos se consideraban parte de una política más amplia del primer ministro Benjamin Netanyahu, a quien los críticos han acusado de impulsar a Hamás a expensas de la Autoridad Palestina, más moderada, para evitar las negociaciones políticas y mantener divididas a las diversas facciones palestinas.