El Leganés se asentó en lo más alto de la tabla de Segunda División tras imponerse al Villarreal B (1-0) en un duelo de poca vistosidad en el que tuvo que picar piedra para sumar los tres puntos en una acción a balón parado.

Lejos de ser un partido más en el calendario, la cita era muy relevante para los locales toda vez que venían de imponerse a domicilio a uno de los favoritos al ascenso como el Espanyol y que sus rivales directos hasta la fecha habían sufrido reveses de diversa índole en sus respectivos choques.

Por ello, el bando leganense estaba ante la opción de abrir una brecha de tres puntos con el segundo. Sin embargo, los de Borja Jiménez no salieron ni precipitados ni extramotivados. De hecho, las primeras ocasiones fueron de los visitantes, un disparo al lateral de la red de Jorge Pascual después de una jugada en la que le hizo un caño a Sergio González y dos impactos muy lejanos del siempre imprevisible Javi Ontiveros que se marcharon fuera.

Ese toque de atención hizo que el Leganés abriese los ojos y se agitase ligeramente. Le bastó con eso para empezar a hacerse con el control del partido y a hilvanar jugadas en ataque. Carente de arabescos pero sobrado del empuje que transmite Miguel de la Fuente, comenzó a merodear el área rival con cierta insistencia. Fue el punta quien tuvo la ocasión más clara, un mano a mano tras pase en profundidad de Diego García que solventó bien Miguel Morro.