Es este un pequeño y hermoso libro en homenaje a Rosa María Martinón, una de las más importantes agitadoras culturales de su ciudad natal y, me atrevo a decir, de la isla y Canarias. Baste recordar su implicación en el Certamen Regional de Piano Pedro Espinosa o su impulso para la definitiva constitución del museo Antonio Padrón entre otras actividades. El volumen se divide en dos partes claramente diferenciadas. La primera está constituida por una breve introducción a cargo de Josefa Molina, una hermosa y delicada semblanza de Sebastián López y un acertado prólogo, como todo lo que le hemos leído, de Ángel Sánchez, en el que procura darnos, después de contarnos su relación con la que primero fuera su profesora y después su amiga, alguna de las claves de la obra de Rosa María Martinón.