La neurocientífica Nazareth Castellanos (Madrid, 1977) se ha involucrado en el nuevo Espai Buit, el proyecto impulsado por Antonia María Horrach en la plaza Drassana de Palma, un lugar donde ha programado cursos y actividades que tienen que ver con su especialidad, el cerebro y la interacción con el resto de órganos del cuerpo y, también, con la poesía, la filosofía… Para la inauguración de este nuevo centro este sábado, 28 de octubre, por la tarde, en la que compartirá charla con el doctor en Filosofía Antoni Bordoy sobre Ramon Llull y Santiago Ramón y Cajal, han recibido 2.800 peticiones de asistencia.
¿A qué hay que escuchar, al cerebro o a nuestro cuerpo?
A nuestro cuerpo, entre otras cosas porque el cerebro se manifiesta a través del cuerpo, escuchar el cerebro no se podría, lo que podemos hacer es escuchar los ecos que tiene sobre el cuerpo. Pero me gusta recalcar que escuchar no es obedecer, hay veces que dicen “sigue tu cuerpo”, bueno, sigue pero dependiendo de adónde te quiera llevar, escúchalo y aprende a reconocer adonde te quiere llevar, pero para eso hay que aprender a escucharlo.
¿Y el corazón? ¿Qué papel juega?
El corazón es el órgano más importante junto al cerebro en lo que es la psicología, en lo que es la conducta o la percepción. Hay un aspecto que me gusta mucho del corazón y es que está vinculado con esa percepción que es subjetiva, la percepción que tiene cada uno, está muy relacionado con la memoria autobiográfica. Hay una máxima que se ha dicho en todas las culturas y que ahora se expresa también científicamente: que no vemos las cosas como son, sino como somos. Desde la neurociencia, ese diálogo entre el corazón y el cerebro está vinculado en cómo yo proceso la información. Dicho técnicamente, es la representación interna de la realidad que subyace a esa comunicación electromagnética entre corazón y cerebro. Es decir, cómo yo me hago una idea del mundo. Hasta ahora se pensaba que eso sucedía tan solo en el cerebro, se hablaba poco de la subjetividad y ahora ya se recupera esa subjetividad que también nos hace entender al otro.
«Hay muchas evidencias científicas de los beneficios del amor»
Ante una misma situación, uno se lo puede tomar de una manera y otro la puede ver de otro modo…
Completamente. Lo decía Kant: yo me responsabilizo de lo que diga, no de lo que tú entiendas, porque puedes procesar otra información, porque depende del momento, de tu experiencia, de tu cultura… Que aprendamos a tener más presente esa subjetividad en la empatía es algo que podría beneficiar mucho a nivel social, e interpersonal, en casa, no hace falta irse muy lejos.
Junto a un poema de Pedro Salinas, ha publicado los beneficios de amar y ser amado. ¿Hay evidencias científicas de que el amor mejora nuestra salud?
Sí, muchas, muchas. Vivimos un momento fantástico, desde el punto de vista científico, porque está habiendo muchos cambios que apuntan hacia una nueva construcción del ser humano, como es la interacción de los órganos con el cerebro y poder hablar de temas como la compasión, el altruismo, el amor, que antes se consideraban superficiales.
«En nuestra sociedad, es pandémico el sentimiento de soledad»
Eran como cosas menores o que no tenían que ver con la ciencia.
Sí, exactamente. No son serias, eso lo he oído mucho. El sentimiento, el sentir humano eran ciencias de segunda clase. ¿Cómo lo eran? Es absurdo, es nuestro día a día. Todo se impregna de nuestro sentir. Se está estudiando cada vez más la importancia, no tanto de amar a alguien, sino, lo que a mí me parecía muy interesante, y que también recoge Salinas, el sentirme amado. ¿Por qué? Pues porque, en nuestra sociedad, es pandémico el sentimiento de soledad. En una sociedad en la que estamos tan conectados, la comunicación es constante, sin embargo nos sentimos muy solos. ¿Por qué me siento solo? ¿Por qué no percibo tantísimo cariño que recibimos? Porque todos somos queridos por muchas, muchas personas. La empatía está presente en todos. Somos más buenos que malos, al menos reflexionemos sobre ello, a ver si somos tan malos. Intento compensar una visión que veo que es apocalíptica y por eso me gusta hacer tantas cosas para la infancia y la adolescencia, porque pienso que si a los 16 años, a mí me presentan esa visión del futuro… luego dicen que están desmotivados… Hombre, es que es titánico el esfuerzo que tienen que hacer para motivarse.
Mostramos poco las emociones, hay quien lo considera infantil…
Ya llevamos mucho tiempo diciéndolo, también desde la neurociencia, Damasio fue un gran referente en ello, la emoción no la puedes quitar por mucho que tú quieras, eso de pensar en frío, anatómicamente, no existe. ¿Cómo vamos a obviar esa parte? Hay que quitar ese traje de que el ser emocional es un ser débil, “es muy sensible” suele ser peyorativo… Eres así, tú y todos. Hablemos de esa parte, no hablar produce monstruos.
Ese dicho de somos lo que comemos, ¿cobra mayor importancia hoy día?
Absolutamente. Nosotros que investigamos la microbiota, los microorganismos del intestino, veíamos la influencia en el sistema inmune, especialmente en la infancia, porque es un cuerpo que está educándose. Lo que se ha visto es que los niños cuyas mamás embarazadas han tomado de forma regular comida basura tienen una peor gestión de sus emociones en todo el desarrollo de su infancia y preadolescencia. Hay un nuevo campo, que se ha reconocido ya, y siempre nombro a la doctora Felice Jacka porque lleva 35 años luchando a toda costa cuando nadie creía en sus investigaciones y ahora es reconocidísima a nivel mundial, que es la psiquiatría nutricional. Es decir, la salud mental depende también de lo que comes. Si ya en el día tienes muchas dificultades, porque la vida no es fácil, alguien que no come bien, el ejercicio que tiene que hacer es titánico. El intestino funciona como la base que genera cantidad de conexiones. El intestino está muy relacionado con el estado de ánimo, con el aprendizaje y la capacidad de asociación que hace el cerebro.
«El cerebro lee al cuerpo»
También se dice que el cuerpo es sabio y que nos lanza mensajes, aunque no siempre lo escuchemos…
Damasio también habla mucho de la homeostasis, que es el proceso por el que el cuerpo intenta buscar su equilibrio, lo que tiene que hacer día a día el pobre… Regular todo eso es una obra mágica, un misterio. Vamos a intentar incorporar información y cosas que le permitan estar mejor, porque es ya un proceso difícil. Demasiado bien estamos con la vida a veces no tan saludable que llevamos.
Junto a Antoni Bordoy, hablará de Ramon Llull y de Ramón y Cajal.
Ambos eran muy científicos y muy filosóficos, y ambos vuelven al cuerpo, porque Llull, después de lo que se considera su iluminación en Randa, vuelve al cuerpo y dice que la materia también es sabiduría.
¿Con qué se queda de ellos?
Me quedo con algo que es común a los dos. Ramón y Cajal recibe el Nobel porque descubre que las neuronas están separadas, descubre la arquitectura cerebral, la cooperación entre neuronas. Y dicho por Llull es “sin diferencia no hay concordia”. Yo soy yo, y no me voy a convertir en ti. El mismo Unamuno también lo decía, abrazo la unidad, pero mantengo mi singularidad. Ese punto de unidad y a la vez de unión es el que me encanta en ambos. Y también que los dos eran grandes defensores de la voluntad y de construir un mundo nuevo. Eso lo hablamos con Antoni Bordoy, que es un hombre increíble por lo que sabe, estoy fascinada. Acabamos haciendo una reflexión de la vigencia de ambos para decir que estamos a tiempo de construir todavía el mundo que va a venir. En boca de Ramón y Cajal, todos podemos ser escultores de nuestro propio cerebro, y en boca de Llull, todos podemos ser escultores del mundo. Hay que reivindicar esa parte, estamos a tiempo, vamos a hacer la reflexión de qué mundo quiero construir dentro de mí que va a ser el de fuera. Creo que es un momento muy importante, donde parece que con tanta tecnología nos estamos olvidando del ser humano.
¿Cuál va a ser su implicación en Espai Buit?
En primavera, Antonia María Horrach me contó que quería abrir un espacio donde se impartieran formaciones muy centradas en el conocimiento del propio ser humano, intentar instaurar este nuevo replanteamiento de cómo podemos hacer las cosas, conocerse a sí mismo, que sea un espacio donde haya formaciones, yoga, meditación, el restaurante se ha transformado, todo es de la isla, saludable, ecológico… Aquello me fascinó. Ya tenemos un programa para los próximos tres meses de cursos con los que van a venir personas del mundo académico. Va a haber un curso sobre el estilo de vida y el cerebro, la influencia del ejercicio físico, sobre la microbiota, sobre menopausia, que es otro gran tabú, sobre alzheimer… Va a haber cursos de filosofía, desde Grecia a personajes claves, de budismo, de las beguinas, habrá conciertos, mucha poesía… Vamos a crear dos eventos al mes que van a ser completamente gratuitos, conferencias, lo que es biosofía, diálogos con la ciencia.
¿Se siente arropada por el resto del mundo académico?
Al principio, no. Cuando empezamos hace 15 años, explorábamos el tema de la meditación, y eso era un poco tabú. Éramos de los primeros que hablamos de la interacción de otros órganos en el cerebro… Ahora ya es mucho más abierto. Reconozco que en pocos años se ha abierto mucho la comunidad científica, agradezco esa permeabilidad y plasticidad que tiene el mundo académico. Por eso confío tanto en el ser humano, porque creo que somos muy plásticos, al final siempre apostamos por el propio ser humano. Yo sigo haciendo mi investigación, que es muy técnica, pero intento siempre trasladar, que no traducir, lo que hemos hecho a un lenguaje que no tenga tecnicismos. En la ciencia debemos hacer el esfuerzo de trasladar lo que se está estudiando, entre otras cosas, porque creo que es muy peligroso ser analfabeto en tecnicismos, porque eso nos hace muy manipulables en un momento donde la ciencia parece que es un sello. Cuanto más sepamos, más libertad tenemos de conocernos, de elegir…
«La meditación es ese proceso de aprender a estar con uno mismo»
¿Por qué hay que meditar y cómo debemos empezar a hacerlo?
Pues porque si no sabemos estar con nosotros mismos, veo difícil cualquier tarea que llevemos a cabo. Para mí, la meditación es ese proceso de aprender a estar con uno mismo. Técnicamente se describiría como esa contemplación ecuánime de los propios estados mentales. Que trasladado al mundo es aprende a observarte, aprende a escucharte. Ya decía Pascal que el gran problema de la humanidad es no saber estar en casa. No se me ocurre mejor tarea que aprender a estar conmigo, ya que creo que estaremos mucho tiempo juntas. Esa parte es fundamental.
La meditación se nos ha presentado como algo muy místico y puede que no nos veamos capaces de lograrlo.
Completamente. A mí lo que me gusta de la ciencia es que la baja mucho y Steven Spielberg se queda por ahí, ni te vas a unir al universo ni te vas a convertir en cuántico y todas esas cosas que a mí me horrorizan. El que lo quiera asociar a ciertas formas de espiritualidad, maravilloso, pero es un proceso como respirar. Es eso, aprender a estar con uno, observarse, aprender a conocer la naturaleza divagante de la propia mente. Una de las cosas que vimos cuando hacíamos experimentos es que cuanto mayor era la expectativa de alguien, peor era el proceso, más fracaso había.
Lo hacemos mucho, lo de ponernos metas.
Metas, no. Tenemos esa visión de Buda… Olvídate. Sabemos lo que hizo ese señor, lo que significa iluminarse, sabemos todo lo que nos ha contado, pero olvídate de eso de iluminarte. Lo que yo quiero es poder mantener mi calma. Trabajé en un proyecto en Estados Unidos en el que llevaban hasta Salt Lake City a meditadores que eran zen. Eran personas que debían haber meditado más de cinco horas al día en los últimos 20 años. Era sorprendente, impresionante, pero con lo que yo me quedé de eso, lo que quería saber es qué hace la meditación en alguien como yo. No voy a meditar cinco horas al día, ni quiero ni puedo. Necesito una meditación que pueda caber en las vidas que llevamos en el 2023.
«Es importante que si hay medidas de reducción de jornada laboral también aprendamos a saber aprovechar el tiempo libre»
¿Cambiando nuestra postura corporal podemos cambiar nuestras emociones?
Y la memoria. El cerebro tiene un mecanismo maravilloso que es el de buscar la congruencia entre la postura mental y la postura corporal. Y cuando busca la incongruencia, gana la postura corporal. El cerebro lee al cuerpo.
Hablando de escucharse y de tener tiempo. ¿Qué le parece que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz propongan reducir la jornada laboral?
Es importante que si hay medidas de reducción de jornada laboral también aprendamos a saber aprovechar el tiempo libre, no para llenarnos de más cosas, sino para aprender a estar mejor. Yo creo que si un día el Estado se vuelve multimillonario y nos da un sueldo a todos y no tenemos que trabajar, creo que nos volveríamos locos. ¿Estamos preparados para saber qué hacer con tanto tiempo? Yo creo que no. Por eso hay que ir trabajando en ir llenando más mi mundo interior, mis cosas, aprender a disfrutar, aprender a descansar, que no sabemos. Es bonito si realmente lo van a hacer, que surja ese debate, qué hacer con ese tiempo…