Mediatizada toda la previa del partido por el asunto aquel de la ida de semifinales de la Copa de Europa del 74, mucho ruido después de que el Atlético decidiese lucir una camiseta conmemorativa de aquel partido que ya es historia del club colchonero por todo lo que pasó; los de Simeone parecieron salir en este duelo de 2023 más pendientes del pasado que del presente. No tiene discusión que el asunto se mira desde el prisma que te toca, como todo. Mientras en España a aquella noche se le conoce como la ‘Batalla de Glasgow’ y se reviste de tintes épicos y románticos. Pero en Escocia se conoce aquel encuentro como el ‘Partido de la Vergüenza’ y se usan palabras muy gruesas para catalogar lo que pasó. Lo de la camiseta, homenaje para unos, provocación para otros. Ya decimos, el prisma.

Está claro que para los colchoneros, Europa es un escenario hostil en los últimos años. No es casualidad que los de Simeone se presentasen en este partido con cuatro derrotas y un único empate en sus últimas cinco salidas continentales (ya son dos empates en las últimas seis salidas). Por ejemplo. Y tampoco lo es que tras lo visto en Escocia sólo haya ganado cinco partidos de los últimos 18 en este frente. Por ejemplo. Al final, un empate que pudo ser peor pero que también pudo ser mejor para los colchoneros. Una mala salida que penalizó al Atlético con dos goles ante un buen Celtic, una buena reacción rojiblanca que apuntaba a remontada hasta que De Paul fue expulsado en la recta final del duelo.



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El Duelo en Imágenes: Celtic vs. Atlético de Madrid

Andrew Milligan / LaPresse


Sostiene el Cholo que el nivel de la competición española ha descendido y en Europa se nota, pero sucede que otros equipos como Real Madrid, Barcelona o Real Sociedad contradicen este argumento. El que quizás ha caído en su rendimiento europeo es el propio Atlético, algo que tiene que resolver de manera urgente si no quiere una debacle como la del curso pasado. Su grupo se ha comprimido mucho y se vuelve a oler el peligro de la debacle. Hace mucho tiempo ya que el equipo rojiblanco no mete miedo en Champions, aunque duela reconocerlo.

Nada que no se hubiese visto en los dos primeros partidos de la Champions en caso del Celtic. Si, tal como explicó Simeone en la previa del duelo, habían analizado al equipo escocés, lo que se encontraron es lo que ya habían mostrado los de Brendan Rodgers ante Feyenoord y Lazio. Un torrente ofensivo, un fútbol rápido y dinámico, una salida intensa. Que ante los neerlandeses e italianos pagasen los escoceses su falta de colmillo no oculta que en los dos partidos merecieron más. Y claro, si te fías del resultado pero obvias el proceso, te encuentras con lo que te encontraste en Celtic Park. Un rival que esta vez sí que hizo sangre. Y de qué manera.

Literalmente, en la primera jugada de peligro real, empezó de la peor forma imposible el partido para el Atlético de Madrid. Una triangulación al borde del área con varios toques y una zaga y medular colchonera contemplativa, terminaba en un pase medido de O’Riley a Kyōgo Furuhashi, al que Javi Galán le había perdido la marca lo justo para que el japonés se plantase casi en el punto de penalti y pasar el balón a la red. El nipón ni siquiera tuvo que tirar, fue casi un pase dentro de la portería para poner el 1-0. Cuatro minutos iban.

El Atlético trataba de recomponerse pero se precipitaba en este arranque, malas elecciones a la hora de acabar jugada, con sendos disparos lejanos de Molina y de Saúl, uno alto y el otro desviado. Lo mejor en este arranque, un pase en profundidad que sólo De Paul supo inventar y en el que sólo Griezmann supo leer –ya saben, aquello del plan que tienen a medias ambos-, para que el francés disparase casi sin ángulo obligando a Hart a sacar el balón con el pie, cual portero de balonmano.

No había acumulado aún méritos el equipo de Simeone en lo ofensivo, apenas había asomado la patita, cuando empataba el Atlético de penalti. Jugada con sello campeón del mundo, un pase de nuevo quirúrgico de De Paul a una internada de Molina, que se anticipaba a su rival para ponerse por delante, éste le pegaba en el gemelo, penalti. Ejecutaba Griezmann, Hart tocaba lo justo, el balón iba al palo, le volvía al francés, que con la pierna derecha ponía las tablas a los 25 minutos.

Pareciese que las aguas se calmaban en el Celtic Park pero ésa no era la idea en la cabeza del equipo de Brendan Rodgers, que seguía mordiendo en la presión ante un Atlético que movía el balón con menos velocidad y precisión de lo que requería la situación. El cuadro escocés volvía a golpear a los 28 minutos. Pase en profundidad a la espalda de Molina, Maeda le ganaba en velocidad, centraba al área, el balón terminaba en el segundo palo donde Palma cruzaba al palo más alejado, con hasta tres rojiblancos mirando, para el 2-1. El hondureño la pegaba duro, el balón tocaba en el poste y se metía en la portería.

El asunto podía ser más serio aún para los colchoneros. A la media hora, O’Riley rozaba el segundo local con un disparo, a bote pronto, dentro del área que se iba a la escuadra y al que respondía Oblak con un paradón.

Intentaba el Atlético reaccionar antes del final de la primera mitad y a Witsel le anulaban un gol por un pequeño fuera de juego, de esos que sólo la tecnología actual destapan. Con todo, era el Celtic el que moría en el área rival, generando varias ocasiones más. 

LLORENTE CAMBIA LA INERCIA

Simeone introducía cambios en el descanso. El Atlético estaba sufriendo muchísimo por la banda izquierda, por el lado de un Javi Galán que además tenía tarjeta amarilla. Salía Riquelme en su lugar para tener que bailar con una de las más ‘feas’, un Maeda que era un auténtico diablo. También se marchaba Saúl Ñíguez y entraba Llorente. La medular del equipo colchonero no estaba llegando en la basculación para tapar a una línea de creación del Celtic, claramente más veloz, dinámica e intensa.

Cambio clave el de Llorente, que le dio más profundidad al Atlético por el lado derecho. De tal manera, que el equipo colchonero empataba gracias a una cabalgada suya en la que se sacaba un pase al segundo palo, con una rosca que impedía llegar a los defensores, para que Morata cabecease lanzándose en plancha, al palo contrario en el que Hart salía a tapar.

Un tanto que cambió la dinámica del partido para los de Simeone. Acto seguido, Morata, tras un recorte; y Griezmann, que intentó un gol olímpico, metían miedo en la grada de Celtic Park. Y Simeone lo sabía. Saltaba Correa también al campo y Rodgers quitaba a Furuhashi, lo que sin duda era una preocupación menos para los rojiblancos. El argentino protagonizaba los remates colchoneros en este tramo final. 

LA EXPULSIÓN DE DE PAUL

Estaba el partido para que el Atlético completase la remontada pero una acción lo cambiaba todo. De Paul se lanzaba a por un balón dividido y veía la segunda amarilla. Era el minuto 80. El equipo colchonero ya andaba con la mosca detrás de la oreja a cuenta del listón que había puesto el colegiado Felix Zwayer en la primera mitad, muy suelto a la hora de mostrar las cartulinas. Y el argentino del Atlético lo pagaba en la segunda mitad en un balón dividido en el que debió retirar la pierna antes. Conclusión, el equipo rojiblanco vivía un final de partido teniendo que medir mucho los esfuerzos cuando podría haber logrado una gran remontada.

1 J. Hart 13 Jan Oblak
2 A. Johnston 15 Stefan Savić
20 Carter-Vickers 20 Axel Witsel
5 L. Scales 22 M. Hermoso
3 G. Taylor 8 Saúl 46′
42 C. Mcgregor (25 R. Riquelme)
33 M. O’riley 6 Koke
41 Reo Hatate 7′

sc

16 Nahuel Molina
(28 Paulo Bernardo) 5 R. De Paul
38 D. Maeda 17 Javi Galán 46′
8 K. Furuhashi 80′ (14 M. Llorente)
(49 J. Forrest) 7 A. Griezmann
7 Luis Palma 62′ 19 Á. Morata 73′
(6 Nat Phillips) (10 Ángel Correa)

Goles:(1-0) K. Furuhashi (4′), (1-1) A. Griezmann (25′), (2-1) Luis Palma (28′), (2-2) Á. Morata (53′)

Tarjetas:L Carter-Vickers (30′), R. De Paul (35′), Javi Galán (38′), Nahuel Molina (49′), Luis Palma (51′), G. Taylor (59′), Stefan Savić (82′)L R. De Paul (82′)

Árbitro: Felix Zwayer

Espectadores: 60.000 en el Celtic Park

LO MEJOR La reacción del Atlético
LO PEOR La salida del Atlético, muy tibia


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