Como se preveía, el Banco Central Europeo (BCE) no dio ninguna sorpresa y mantuvo sin cambios, en el 4,5%, los tipos de interés. Tras diez subidas consecutivas, el organismo cumplió con lo esperado y se decantó por una pausa. ¿Y ahora? Todos los expertos apuestan por la primavera de 2024 como fecha en la que podemos empezar a ver los primeros recortes. Aunque la bajada importante no se estima antes de 2025.
«El BCE no estará en condiciones de recortar los tipos hasta junio del próximo año, como muy pronto. Pero seguimos pensando que los datos darán al banco central margen para empezar a recortar los tipos en marzo, iniciando una reducción muy gradual de la política restrictiva», afirman desde Pantheon Macroeconomics.
Mientras, en DWS siguen esperando una primera bajada de tipos a finales del segundo trimestre de 2024: «El sesgo restrictivo y la fuerte dependencia de los datos macroeconómicos se mantienen igual. Pero si la inflación evoluciona en línea con las previsiones del BCE y las nuestras, es probable que la subida de tipos de septiembre de 2023 sea la última. Y el BCE también se verá presionado desde el punto de vista económico, por los indicadores de confianza, las condiciones para la concesión de créditos y una disminución de los préstamos que apuntan a un debilitamiento significativo de la demanda interna. A medio plazo, esto abrirá la puerta a ajustes de los tipos de interés«.
En Berenberg, por su parte, no prevén una caída importante de los tipos de interés de la eurozona antes de 2025 y creen que el organismo dejó en la rueda de prensa posterior a la reunión un mensaje claro: en ausencia de cualquier sorpresa importante, los tipos se mantendrán en sus niveles actuales en el futuro previsible. Por ello, opinan que el BCE «probablemente se mantendrá en gran medida sin cambios el próximo año, seguido de nada más que una modesta flexibilización en 2025«.
«Creemos que los riesgos siguen estando sesgados hacia recortes de tipos algo más tardíos en comparación con las expectativas actuales del mercado», comentan en Pimco. Las palabras de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, comunicaron que una inflación aún demasiado alta significa que los tipos tendrán que seguir siendo restrictivos durante un período considerable, algo que llevan repitiendo tiempo todos los miembros.
A la inflación se suma la desaceleración del crecimiento económico de la zona euro y los temores justificados de una recesión. Según Lagarde, los riesgos para el crecimiento se inclinan a la baja y en su intervención admitió que «la economía se está debilitando».
«Esperamos que algunos de los factores que el BCE denomina riesgos a la baja para sus proyecciones de crecimiento se materialicen a finales de 2023. Hasta ahora, los datos de las encuestas, como los PMI de octubre, apuntan en esa dirección», comentan en Berenberg. Ven muy probable que en diciembre el BCE tenga que volver a reducir sus proyecciones. Para los analistas de ING, frases como «la economía debería fortalecerse en los próximos años» son mucho menos optimistas que, por ejemplo, las previsiones del BCE de septiembre, según las cuales el crecimiento del PIB de la eurozona volvería al crecimiento potencial ya en el primer trimestre del próximo año.
«Lagarde se refirió a un mayor desarrollo de la transmisión de la política monetaria en los próximos trimestres, lo que hace muy probable una importante revisión a la baja de las proyecciones del personal técnico del BCE en la reunión de diciembre«, coinciden. A su parecer, el BCE «nunca ha estado más preocupado por las perspectivas de crecimiento y relativamente relajado ante posibles nuevas olas de inflación, derivadas de los precios del petróleo. Como resultado, a menos que la economía de la eurozona se recupere milagrosamente en las próximas semanas, esperamos que la pausa moderada de hoy sea vista eventualmente como el final del ciclo de alzas».