Gandia se defiende del Serpis y consolida los muros que protegen el Centre Històric

En el mes de enero de 2020, cuando toda la costa mediterránea se vio sometida a un durísimo temporal bautizado con el nombre de Gloria, los cuantiosos daños no solo se centraron en las playas, sino que hubo otras consecuencias menos vistosas que obligaron a tomar medidas. Entre ellos estuvo el cauce del río Serpis a su paso por la ciudad de Gandia, porque la fortísima crecida, que en Rafalcaid se quedó a un metro del desboramiento, aceleró la erosión que ya se había detectado en la base de algunos de los muros que protegen la ciudad. En especial ese problema se vio entre la Pasarela peatonal y el Pont Nou.

Poco después los técnicos municipales procedieron a revisar los daños y constataron que, efectivamente, era del todo necesario actuar. Así que, acogiéndose a una línea de ayudas del Gobierno de España, se logró financiación para ejecutar un plan que consiste en el reforzamiento de las defensas del río. El problema es que la ejecución de ese proyecto requería un cauce seco, y eso no se ha podido conseguir hasta ahora.

Pese a que en esta época del año son relativamente habituales temporales de fuertes lluvias, desde hace unas semanas, y después de una fase previa de limpieza de vegetación, la maquinaria pesada circula aquí para allá por el Serpis, entre la Pasarela y el Pont Nou, para reforzar el cauce y que en el futuro pueda soportar mejor las crecidas, a veces violentas, que generan esos temidos episodios de gota fría. La operación, que todavía se prolongará varias semanas, se vería interrumpida si el Serpis recupera un caudal significativo.

Una excavadora, entre el Pont Nou y el del antiguo ferrocarril a Dénia. Levante-EMV


Prepararse para el nuevo clima

La consolidación de las defensas que flanquean el cauce del río supone, también, anticiparse a episodios que, según estiman los meteorólogos y climatólogos, se van a producir con frecuencia y, probablemente, con una mayor intensidad que hasta ahora. El mar Mediterráneo, el auténtico motor de las gotas frías en la costa valenciana, está cada vez más caliente a consecuencia del cambio climático, y por eso todas las administraciones deben adoptar medidas para estar más preparados cuando se produzcan unos episodios potencialmente tan peligrosos.

Esta actuación que ha tenido que esperar años ha coincidido en el tiempo con otro proyecto, ahora en ejecución, que consiste en la retirada de millones de cañas de las praderas que pueblan el cauce desde el casco urbano de Gandia hasta su desembocadura.

Los trabajos se realizan con maquinaria pesada dentro del cauce. Levante-EMV


Futuros paseos fluviales

La inversión, de un millón y medio de euros, durará tres años porque, una vez sacada la vegetación invasiva, se procederá a «matar» las raíces mediante lonas térmicas y, posteriormente, se plantarán árboles de ribera que no frenen el paso del agua cuando se produce una crecida, reduciendo así el riesgo de desbordamiento.

El Ayuntamiento de Gandia anunció que, aprovechando esa actuación, en un futuro se diseñarán y ejecutarán caminos que discurrirán junto al cauce, e incluso en las franjas con largos peridodos de retorno, para disponer de paseos fluviales entre la ciudad y el mar.

La Confederación Hidrográfica del Júcar, encargada de ejecutar las obras, anunció que paulatinamente también tiene previsto acometer actuaciones similares para recuperar el estado natural del río Serpis entre la desembocadura y el pantano de Beniarrés.