La incertidumbre geopolítica en torno a la guerra entre Israel y Hamás está disparando la cotización del oro, que se erige como activo refugio y avanza un 0,12%, hasta los 1.997 dólares, cerca de la zona de máximos -por encima de los 2.000 dólares- alcanzó en varios momentos de la guerra de Ucrania.

En este sentido, cabe recordar que la última vez que el oro cotizó por encima de los 2.000 dólares fue el pasado mayo en medio de la tensión en el conflicto ucranio y de los coletazos derivados de la crisis de la banca regional estadounidense, así como de la quiebra de Credit Suisse.

El Ejército de Israel ha realizado una «incursión selectiva» nocturna con tanques en el norte de la Franja de Gaza, previa a «próximas etapas del combate» contra el grupo islamista Hamás.

«Queremos llevar a Hamás a un estado de desmantelamiento total«, ha señalado el jefe del Estado Mayor israelí, el teniente general Herzi Halevi. «El camino es un camino de ataques implacables, que dañan a Hamás en todas partes y en todos los sentidos».

«Estamos bien preparados para las operaciones terrestres en el sur», ha añadido, refiriéndose al sur de Israel, que limita con Gaza. «Las tropas que tienen más tiempo están mejor preparadas y eso es lo que estamos haciendo ahora«.

Ante esta situación, han aumentado las preocupaciones a que el conflicto se extienda por la región con la intervención de Hizbulá y, probablemente, Irán, Siria, otras milicias palestinas, y grupos iraquíes y yemeníes, por lo que los inversores están buscando activos refugios.

El oro no se está dejando intimidar ni por la fortaleza del dólar estadounidense ni por las subidas de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU a 10 años, que también se han visto impulsados por los buenos datos macroeconómicos conocidos en el país y que han avivado las expectativas de que la Reserva Federal (Fed) mantenga los «tipos más altos durante más tiempo».

Con todo, el oro es visto como un activo seguro utilizado para protegerse contra la ambigüedad política y económica, aunque pierde parte de su atractivo si se suben los tipos de interés, ya que es una entidad que no rinde.